La Navidad invita a detener el ritmo, retomar conversaciones abandonadas y elegir con cuidado aquello que llenará las copas en los momentos que importan. Este año, tres vinos muy distintos se convierten en apuestas seguras para alzar las copas con personalidad y estilo.

Pago de Torrosillo 2019: el Ribera que demuestra por qué una añada puede ser “Excelente”

Producido por Bodega Figuero, este vino procede de una parcela plantada en 1950, situada a 840 metros en La Horra. Su carácter nace de una climatología seca y de bayas pequeñas que concentran aromas y sabor. La fermentación en tinas de roble francés y una crianza de 18 meses en barrica nueva explican la finura, profundidad y elegancia de un vino del que apenas existen 4.500 botellas.

En nariz, despliega notas de cacao, fruta roja licorada, especias y brioche. En boca, combina la frescura del kirsch y la menta con tostados dulces y un fondo mineral que lo hace largo, sedoso y envolvente. Su versatilidad lo convierte en un aliado infalible para cordero asado, buey, foie o carnes rojas.

Un vino para abrir la cena y seguir bebiendo hasta el postre.

Pandemonium Blanco de Blancas 2020: un espumoso riojano que rompe las reglas

Fresco, vibrante y sorprendentemente elegante, Pandemonium Blanco de Blancas 2020 demuestra que La Rioja también puede elaborar espumosos con identidad propia. Nacido en las montañas del Alto Najerilla, a gran altitud y entre suelos arcillo-ferrosos, este vino elaborado por método tradicional revela el potencial de unos viñedos que miran al frío y a la historia.

Su crianza de casi tres años y medio sobre lías le otorga una cremosidad fina, burbuja persistente y una complejidad que combina tensión, frescura y armonía. Con una producción limitada y disponible solo en alta restauración, es un espumoso pensado para quienes buscan algo distinto.

Perfecto para mariscos, aves, setas, foie, quesos suaves o incluso postres cítricos donde su acidez aporta equilibrio y luz.

Héritage, de Laurent-Perrier: el arte de ensamblar el tiempo

Hablar de champagne es hablar de técnica, memoria y precisión. Y Héritage, la nueva creación de Laurent-Perrier, es la prueba de ello. Elaborado con 100% vinos de reserva, procedentes de 40 Crus (la mitad Grands Crus), este ensamblaje de Chardonnay y Pinot Noir reivindica la complejidad del estilo de la Maison.

Su envejecimiento de al menos cuatro años y su dosificación baja permiten un perfil elegante, puro y vivo. En nariz muestra notas de limón, melocotón blanco, almendras y pan tostado. En boca es equilibrado, preciso y sutil, con aromas de fruta blanca y un final de miel floral.

Un champagne perfecto para acompañar platos delicados, como hojaldre de setas, pastel de ave o rodaballo en salsa de champagne.