Fotografía ROMÁN CEPEDA
Un universo de colores y formas —rosa, amarillo, naranja, corazones o estrellas— se desplegó ante la mirada de TACO, el compañero canino de Sofía Bono, quien, por primera vez, descubría de manera directa el mundo de Ágatha Ruiz de la Prada. De la mano de TRISTÁN RAMÍREZ, hijo de la diseñadora y actual CEO de la firma, Taco vivió toda una aventura sensorial en la nueva tienda que la marca acaba de abrir en la capital, una experiencia que no dejó indiferente ni a él, ni a ninguno de sus acompañantes y que supuso una explosión de creatividad que ha servido como la mejor fuente de inspiración para esta entrevista.
En primer lugar y puesto que así se llama esta sección, ¿Cuál es la familia que eliges? ¿Cómo la definirías?
La familia que elegimos creo que es un grupo de individuos a los que quieres y que se convierten en alguien importantes en tú vida. Aunque, quizás, tampoco sea algo que eliges, sino que sucede naturalmente y en eso incluimos perros y mascotas, no solo personas. Es decir, individuos de todas las especies a los que quieres.
¿Qué papel juegan los animales en tu entorno familiar? ¿Crees que tener mascotas es esencial para encontrar momentos de inspiración o, simplemente, para desconectar? En el caso de Agatha y Cósima, ¿les influye su relación con los animales en el diseño?
En mi familia siempre hemos tenido perros y mascotas. Es clave para poder desconcertar, porque no comparten ese ritmo frenético de trabajo y obligaciones que tenemos los humanos. A ellos les importan cosas más simples, como comer, pasear u oler un árbol. Compartir la vida con ellos te obliga, a veces, a rebajarte a su perspectiva y ver las cosas de una forma más lenta o simple. El lujo de dar un paseo con un perro, en realidad, supone darte un paseo a ti mismo, pero lo disfrutas mucho más si ves el placer que sienten ellos en ese momento. Por otro lado, creo que la relación de Ágatha y Cósima con los animales no les influye en absoluto a la hora de diseñar. Ellas se inspiran más en el arte y los colores.
Recientemente habéis lanzado una colección para mascotas. ¿Qué os inspiró a crear esta línea? ¿Por qué decidisteis hacerlo ahora, y cómo encaja esta nueva propuesta con la filosofía y estilo de la marca?
La filosofía de la marca siempre ha sido querer “agathizar” todo, y una de las cosas que más nos divierten y nos gustan en el mundo son los perros. Todos en mi familia nos detenemos por la calle a hablar con la gente cuando nos gusta su perro, por lo que es muy fácil para nosotros crear cosas para ellos. Llevar la moda al mundo canino, que a menudo parecen ir por caminos separados —el mundo animal y el de la moda—, era nuestro objetivo. En este caso, hemos unido ambos mundos para traer esa estética alegre y divertida que caracteriza a la marca.
«La filosofía de la marca siempre ha sido querer “agathizar” todo, y una de las cosas que más nos divierten y nos gustan en el mundo son los perros»
Sabemos que montas a caballo, una actividad de gran tradición en mi familia, ¿cuándo comenzaste a montar y qué significa para ti? ¿Cómo te ha influido personalmente y de qué manera lo relacionas con tu vida profesional y creativa?
Desde pequeño me ha encantado montar a caballo. Siempre ha sido algo que me ha fascinado por esa sensación de conexión y movimiento que te aleja de la vida mecanizada, moderna y un poco aséptica que tenemos. Volver al contacto con la naturaleza, moverte de forma orgánica y estar encima de un animal que respira, siente y con el que te tienes que comunicar. No hay mayor lujo que estar en el campo montando a caballo, te mueves de una forma más animal.
En los últimos diez años me he obsesionado completamente con los caballos. Ahora es una obsesión total, que me aporta muchísimo en el día a día, sobre todo en momentos de estrés de este mundo frenético. Te obliga a pensar en cómo moverte y te da esa sensación de estar en contacto con tu cuerpo. Montar a caballo es la mejor terapia del mundo. A nivel profesional, supone una válvula de escape, porque para montar a caballo hay que estar relajado, y si no lo estás, nada funciona. Te enseña paciencia y a dejar fluir las cosas, algo muy importante.
Tristán Ramírez en los talleres de Ágatha Ruiz de la Prada, ubicados bajo su nueva tienda en Madrid. (Fotografía: Román Cepeda).
Como CEO de Agatha Ruiz de la Prada, ¿cómo es tu rol dentro de la firma? ¿Cuáles son tus principales responsabilidades?
El principal motor es la sensación de responsabilidad, ver crecer una marca por la que he visto luchar a mi madre desde que era pequeño, cómo se ha volcado en ella y todo el trabajo que continúa haciendo, dejándose la sangre. A la vez, se trata de continuar con la estética e ideología de la marca, que busca traer felicidad a través de los colores y ser desenfadados, promoviendo un mundo más alegre. Es un trabajo muy divertido y gratificante.
También intento dar pasos atrás y reflexionar sobre hacia dónde vamos, adoptando una perspectiva más estratégica, algo muy difícil hoy en día en el mundo de la moda, ya que cambia muy rápido.
Sabemos que el día a día de alguien con un puesto así es bastante ajetreado. ¿Cómo es una jornada típica para ti?
Una de las cosas que me encanta de mi trabajo es que no hay ninguna rutina. Hacemos proyectos tan variados, ya sea diseñar correas para perros o hacer eventos centrados en ellos, organizar desfiles por el mundo… Mi trabajo es diferente cada día. A veces se trata de cosas muy sublimes, como visitar un museo o hablar con un artista para una colaboración, y otras, más mundanas, como solucionar una fuga en una pared o lidiar con la pérdida de un camión.
¿Qué proyectos futuros te gustaría desarrollar dentro de la marca?
Ahora mismo hemos abierto una nueva tienda flagship en la calle Villanueva, número 5. Un concepto de tienda diferente, mucho más experiencial. Justo debajo, está el taller de costura. Queremos que la gente venga a visitarlo cuando visite la tienda: un taller de alta costura en acción, donde se puede pedir ropa o cotillear sobre las próximas colecciones. El objetivo es que tengan acceso al mundo creativo detrás de la marca, algo a lo que normalmente el cliente no tiene acceso. Es una inmersión en el mundo de Agatha Ruiz de la Prada. Queremos hacer crecer el factor experiencia de la marca, que sea algo que puedas vivir y no solo algo que consumas. Que haya un lugar en el que siempre estén pasando cosas.
Hablemos de Agatha. Como hijo, ¿de qué forma la describirías como persona y como líder?
Mi madre tiene una energía tremenda. Un dínamo de fuerza, ganas de luchar por lo suyo, por su visión creativa y su forma de ver el mundo. Una energía que hace que nada sea imposible para ella, ya sea a la hora de diseñar algo loco, como de llevar a la realidad cualquier proyecto. Algo muy inspirador.
¿Qué es lo que más admiras de ella?
De ella destaco, primero, su energía. Luego, su forma de ver el mundo desde el sentido del humor, siempre, y su fuerza de voluntad, que la lleva a decir y hacer siempre lo que quiera. El mundo no la va a parar. Eso es algo muy inspirador de vivir y conocer.
Y es que, si algo destaca en esta familia, es su vitalidad e ilusión por hacer soñar al público con un mundo, como él mismo dice, más “alegre y divertido”, donde, por supuesto, las mascotas también encuentren su lugar.
Sobre estas líneas, Sofía Bono junto a su perro Taco en la nueva tienda de Ágatha Ruiz de la Prada de la capital. (Fotografía: Román Cepeda).
Taco, de lo más fotogénico, posa junto a Sofía ante la cámara en la nueva tienda de Agatha Ruiz de la Prada, minutos antes de ser “agathizados”. Una sesión divertida y enérgica, en la que los arándanos jugaron un papel esencial. Pero eso, lo dejamos para otra entrega de La familia que eliges.