En pleno corazón de San Sebastián, bajo la imponente sombra de la Catedral del Buen Pastor, se alza el Hotel Arbaso, un espacio que rinde homenaje contemporáneo a la tradición vasca. Su nombre, que significa “ancestro” en euskera, resume su filosofía: un vínculo entre memoria y modernidad, donde los valores autóctonos se entrelazan con una mirada cosmopolita. Este otoño, Arbaso invita a descubrir Donostia desde una perspectiva íntima, elegante y profundamente conectada con su cultura.

Entre historia y arquitectura viva

El edificio, con más de un siglo de historia, conserva un sobrio estilo neoclásico que dialoga con una intervención arquitectónica moderna, sin perder su esencia. Materiales nobles como la madera, la piedra, el acero y los tejidos naturales crean una atmósfera cálida y atemporal.

La recepción, concebida sin mostrador, marca la diferencia desde el primer momento, ofreciendo una bienvenida cercana que define el carácter del hotel.

Diseño que respira identidad vasca

El interiorismo, firmado por Fiark Arquitectura, crea un diálogo entre lo contemporáneo y lo local. Detalles como la chimenea del hall, revestida con una obra del artista Aitor Ortiz, o las mesillas inspiradas en los harrijasotzailes, los tradicionales levantadores de piedra, refuerzan esa conexión con el territorio.

Las habitaciones —con nombres en euskera como Ilargia, Olatu o Sustrai— están pensadas como espacios de calma. Desde dúplex con chimenea y vistas a la catedral hasta suites con techos altos y mobiliario artesanal en nogal, cada estancia es una interpretación del buen vivir donostiarra.

Un refugio entre la ciudad y la naturaleza

A solo veinte minutos de San Sebastián, la Basalore Suite ofrece una experiencia exclusiva en plena naturaleza. Rodeada de jardines, combina elegancia rústica con confort contemporáneo, convirtiéndose en el escenario ideal para quienes buscan desconectar y vivir la autenticidad del campo vasco.

Gastronomía con alma donostiarra

La experiencia Arbaso se completa en el restaurante Narru, dirigido por el chef Iñigo Peña. Este espacio, referente de la cocina vasca actual, fusiona tradición e innovación en platos elaborados con producto local y de temporada.

Más que un restaurante, Narru es un punto de encuentro entre visitantes y donostiarras, donde cada creación cuenta una historia del territorio. Durante octubre, la experiencia se amplía con catas, maridajes y desayunos que celebran el sabor del otoño vasco.

Visitar el Hotel Arbaso en otoño es adentrarse en una experiencia sensorial que combina elegancia, sostenibilidad y autenticidad. Un lugar donde las raíces dialogan con la modernidad, donde el lujo se mide en calma, y donde cada detalle cuenta una historia.