Sevillísima Trinidad III: El Rocío; tradición, fiesta y Fe, por Manuel Lombo con fotos de Bertie Espinosa

La romería del Rocío transcurre entre los días anteriores y posteriores a la celebración de Pentecostés, siendo ésta, el eje central de todo lo que sucede en la aldea almonteña, y que trasciende a una inmensa parte de la geografía andaluza e incluso de otras comunidades autónomas. Reza la sevillana: “la Virgen del Rocío no es obra humana, que bajo de los cielos, una mañana”. Ciertamente se desconoce la autoría de la imagen, así como su procedencia. Según cuenta la leyenda piadosa, la imagen se le aparece en el hueco de un acebuche a un cazador. Este suceso podría estar perfectamente sustentado puesto que durante la invasión árabe, infinidad de imágenes fueron escondidas para evitar su destrucción apareciendo posteriormente en lugares poco frecuentados, como cuevas, grutas o malezas de bosques.

La romería del Rocío tiene muchísima enjundia histórica en la que por razones evidentes, no vamos a profundizar. Me limitaré a hacer una breve semblanza de su celebración en la actualidad.

El Rocío tiene 124 hermandades filiales que peregrinan hasta la aldea durante la romería. Cada una posee su “Simpecao”, -así se denomina al estandarte y que porta una pequeña imagen a semejanza de la virgen-, que normalmente llega hasta El Rocío, en una carreta de material noble tirada, por bueyes o mulos, dependiendo del estilo, la historia o la tradición de cada una de las hermandades. Según este tipo de características también acompañan a cada una de éstas, carros o carretas. El discurrir hasta la aldea, se realiza en diferentes jornadas, haciendo estos días el llamado “camino”, a caballo a pie en vehículos de tracción motora o animal, carreta o carriolas. El asunto de la orgánica no es cosa fácil y tendríamos que desarrollar toda una tesis de cómo se prepara una familia o reunión (grupo de amigos) para llevar a cabo estos días de convivencia donde se hace vida en plena naturaleza.

Existe mucha polémica en cuanto a la mezcla de fiesta y culto que existe en esta romería. Particularmente no entiendo lo uno sin lo otro, puesto que nuestro sentir popular hace una comunión perfecta entre estos dos aspectos. Sería inconcebible la celebración de un Pentecostés en torno a la Virgen sin la letra de sus cantes, sin el acompañamiento del baile, las palmas y la alegría que de forma generalizada se experimenta durante estos días.

¡Oh Sacra Virgen! Revestida del más puro blanco, abre las doradas puertas del cielo, y surge; despierta al alba que duerme en el cielo; deja a la luz surgir de las cámaras del este, y traer el rocío de miel que llega con el día que despierta A la mañana,

William Blake

Al igual que en Semana Santa y Feria la estética, forma una parte muy importante en la romería del Rocío. Cualquier modo de transporte se engalana de manera única. Póngase como ejemplo las carretas de la Hermandad de Triana, pionera en la historia por haber introducido el traje de flamenca en esta romería, así como un estilo propio en el estilismo de sus mujeres y caballistas.

Una vez llegados a El Rocío, las hermandades poseen sus casas en propiedad o terrenos donde se continúa una convivencia fraternal, diría que única, puesto que se da de comer al hambriento y de beber al sediento, así como se refleja en la sagradas escrituras, sin ni siquiera conocer a la persona que de uno requiere la bebida o el alimento. De igual manera sucede en las casas particulares donde se viven jornadas de puertas abiertas en las que no cesa la celebración a través del cante, el baile y la alegría.

Todos, esperando la procesión de la Virgen del Rocío, a la que precede una serie de actos, como son la presentación de las hermandades, la misa pontifical en las inmediaciones del Santuario o el rosario de las hermandades que anuncia la inmediata salida de la Virgen. Un momento de emoción desbordada en la que los hombres de Almonte realizan el ya tradicional salto de la reja para proceder a la procesión que llevará a la Blanca Paloma a cada una de las 124 hermandades filiales, que la honrarán con el rezo de la salve.

Una vez concluida la procesión, las hermandades vuelven a sus pueblos y ciudades, por los caminos que hay que las han traído a celebrar, para algunos, los días más maravillosos del año.

Despierten y canten, ustedes que habitan el polvo,

pues su rocio es como el rocio de la luz

y la tierra dará vida a las tinieblas

(Isaias 26:19)

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