¿Puede la abogacía ser sustituida por Inteligencia Artificial?
Por Juan Gonzalo Ospina
El periodista argentino residente en Estados Unidos, Andrés Oppenheimer, nos dedicaba a la profesión un apartado de uno de sus últimos libros » Sálvese quien pueda!» (2018) en donde abordando la era de la automatización predecía que, al igual que la práctica totalidad de las profesiones, existe un riesgo notable de que los abogados y el resto del sistema de justicia seamos reemplazados por la inteligencia artificial. Programas informáticos cargados de jurisprudencia, leyes y códigos que mediante algoritmos resolverán las disputas legales, y que además asegura será más económico e incluso fiable.
Pero, ¿realmente existe el riesgo de que podamos ser reemplazados por computadoras?, ¿son objetivamente estos los adoquines que tendremos que pisar hacia el futuro u objetivamente estamos mirando más lejos de lo que abarca la realidad.? No solo espero, sé que Albert Einstein tenía razón cuando dijo «El espíritu humano debe prevalecer sobre la tecnología»
Pero ojo, una cosa es que nuestra profesión no sea sustituida por máquinas y otra que el desapego a la tecnología no nos permita crecer en elementos ampliamente conocidos por todos como la necesaria seguridad jurídica o el derecho de defensa.
NUEVAS TECNOLOGÍAS :PRESENTE O FUTURO?
Para las Universidades es ya una parte indispensable de su plan formativo con el «Máster en Abogacía Digital y Nuevas Tecnologías entre otros formatos, y los abogados ejercientes hemos visto como en los últimos años las Nuevas Tecnologías han ido invadiendo cada una de las parcelas de nuestra vida social y profesional, así como diversos campos del conocimiento. Muchos se resistían y otros pensaron que este salto sería más progresivo, pero es una realidad incuestionable que el Derecho no ha quedado al margen de esta revolución tecnológica, llegando a generarse una nueva realidad conceptual y jurídica que obliga a prepararnos y reciclarnos de manera constante.
Cloud computing, Inteligencia artificial, Big data, Blockchain, etc. son herramientas cotidianas para quienes han tenido que modernizar su despacho convirtiendo las nuevas tecnologías y los abogados en un binomio que otorga niveles mayores de eficiencia y de reducción de costes.
La abogacía aún es identificada como una profesión anclada en el pasado, su imagen está vinculada a pesados tomos de libros y la preservación de un formalismo muy clásico (más aún en la vestimenta en pleitos, salas de justicia, etc.). Pero no cabe duda que esta imagen que roza el clasismo está sufriendo una transformación vertiginosa en la última década, con un ejercicio de la profesión irrumpido por las nuevas tecnologías y el rejuvenecimiento que ello ha traído de forma pareja.
Pero este proceso no ha llegado a su fin, seguramente no podamos hablar ni tan siquiera de estar en una fase de meseta, sino que acariciamos la fase embrionaria que nos avoca a un cambio de introducción de elementos disruptivos que alcanzarán la abogacía, ahora sí, al mismo nivel que la sociedad. Nuevos desafíos y retos en el sector jurídico que afectarán a la propia concepción de la profesión en los despachos, en la mecánica de la administración de justicia, en la relación y búsqueda de clientes, pero también desde un punto de vista meramente laboral, abordando causas en las que se requieren conocimientos avanzados en materia de criptomonedas, realidad virtual, biotecnología, ciberdelitos, privacidad… y un sinfín de elementos que están cambiando el mundo en una cuarta revolución industrial que ya ha comenzado y que necesitará letrados preparados para abordar los delitos que, nadie le cabe duda, ya se están ejecutando.
La gran pregunta es: ¿Estamos preparados para el cambio? Innovar, formarse, adaptarse y transformarse son los elementos que debemos poner sobre la mesa.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!