La Sala Alcalá 31 prorroga la exposición dedicada a Juan Muñoz, tras haber alcanzado los 50.000 visitantes
Juan Muñoz. Todo lo que veo me sobrevivirá, exposición que reúne algunas de sus piezas más icónicas fechadas entre los años 90 y 2001, año de su prematura muerte, ha alcanzado los 50.000 visitantes, motivo por el que la Sala Alcalá 31 ha decidido prorrogarla hasta el próximo 9 de julio.
Con motivo del 70.º aniversario del nacimiento de uno de los artistas europeos más importantes del siglo XX, la muestra celebra la figura de este singular escultor. Para ello, la Sala Alcalá 31 y el Museo Centro de Arte Dos de Mayo le dedican una doble exposición que recoge, bajo el comisariado de Manuel Segade y con la colaboración del Juan Muñoz Estate —dirigido por la hija del artista, Lucía Muñoz—, las dos décadas de su intensa trayectoria.
La exposición de la Sala Alcalá 31, concebida como una instalación de instalaciones, destaca por contar con obras como Plaza, pieza procedente del Kunstsammlung K21 Dusseldorf que no se había visto en España desde que el Museo Reina Sofía le dedicó en el Palacio de Velázquez Monólogos y diálogos en 1996. Compuesta por 27 figuras de ciudadanos chinos en actitud hilarante, será la obra central de la muestra. A ella se unen otros trabajos como Dos centinelas sobre el suelo óptico (1990), cuyo parqué perspectivo recibe a los espectadores con una ansiedad barroca en el espacio o Barco con motor III (1990), en la que habla de una condición deambulante suspendida en un viaje perpetuo, pero también de su naufragio, de una fatalidad del destino del mismo modo que Carpet Piece III (1993) habla de una dificultad de movimiento.
Una serie de piezas e instalaciones se suceden en el interior de la sala: unos barcos suspendidos, unas mesas preparadas para el engaño en el juego, balcones o tambores inalcanzables. Los pasillos de las galerías superiores señalan umbrales, figuras que contemplan su reflejo enmascarado en un espejo o un coche accidentado que guarda una inquietante arquitectura en su interior.
Colgado entre dos siglos, el trabajo de Juan Muñoz se alza como el puesto de avanzada del giro especulativo que caracteriza al arte en el presente inmediato. A pesar de su fascinación, su inteligencia crítica le permitió advertir los inquietantes peligros que la ficción conlleva. “En los años 90 Juan Muñoz ha abrazado la figuración, que no era común entonces en la escultura, y lo hace mostrando situaciones de gran tensión emocional. Lo más avanzado a su tiempo fue pensar que la ficción podría tener un efecto transformador sobre la realidad, algo que ha marcado la cultura de las últimas dos décadas”, asegura Manuel Segade, comisario de la exposición y director del Museo Centro de Arte Dos de Mayo.
Además, la muestra cuenta con préstamos procedentes de varias colecciones tanto nacionales como internacionales de museos como el Stedelijk van Abbe Museum de Eindhoven, el S.M.A.K. de Gante o la Fundación Botín. Para la ocasión, la sala recupera el gran ventanal de la arquitectura original de Antonio Palacios, un cruce de capas entre pasado y presente en los que el edificio será una parte central de la exposición.
La trayectoria de Muñoz se truncó en el momento de su máximo apogeo, después de inaugurar su gran instalación en la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres. De ahí que la muestra de la Sala Alcalá 31 tome su nombre de una cita de la poeta rusa Anna Ajmátova (1889 – 1966) que Muñoz recogió en una de las notas de sus cuadernos de preparación para la muestra en el museo londinense.
La última década de producción de Juan Muñoz estuvo marcada por el dominio del espacio en una concepción neobarroca y por la recuperación de la figura humana como elemento central de trabajo. Su vocación existencialista, su cualidad emocional y su reivindicación del truco, de la suspensión de la incredulidad, determinaron la ficción como una característica fundamental del arte contemporáneo, avanzando el giro especulativo que será paradigmático del arte en el siglo XXI.
Esta exposición tendrá su continuidad en el Museo Centro de Arte Dos de Mayo entre junio y noviembre de 2023. El centro dirigido por Manuel Segade acogerá diversas instalaciones, esculturas, dibujo y pintura de su primera década de trayectoria que se desplegarán en dos plantas del museo, para presentar un Juan Muñoz todavía desconocido.
Sobre Juan Muñoz
Juan Muñoz nació en Madrid en 1953. Comenzó sus estudios de arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid, pero los abandonó rápidamente, decidiendo huir de la España fascista hacia Londres en 1970. Muñoz estudió en la Central School of Art and Design de Londres (1976- 1977); en el Croydon College of Design and Technology de Londres, donde se centró en el grabado (1979-1980); y en el Pratt Graphics Center de Nueva York (1981). Los periodos de Muñoz en Londres y Nueva York fueron especialmente formativos. Mientras estuvo en Londres, su trabajo se basó principalmente en la performance, aunque se fue interesando progresivamente por un grupo de artistas -entre los que se encontraban Richard Deacon y Bill Woodrow- que trabajaban para ir más allá del canon de la escultura tradicional.
Se trasladó a Nueva York en 1981, tras obtener una beca Fulbright, y comenzó a trabajar también con la escultura, fuertemente influido por Philip Guston, Robert Morris, Barnett Newman y Robert Smithson. Muñoz entabló amistad con la comisaria española Carmen Giménez, quien le presentó al influyente escultor Richard Serra. Muñoz regresó a España al año siguiente y dedicó un año al comisariado, durante el cual organizó con Giménez la exposición Correspondencias: 5 arquitectos, 5 escultores, que incluía obras de Serra, en el Palacio de las Alhajas de Madrid.
La obra de Muñoz ha participado en numerosas exposiciones individuales en Estados Unidos y Europa, entre otras, Tate Modern, Londres; Louisiana Museum, Dinamarca; Hirshhorn Museum, Washington; LACMA, Los Ángeles, The Art Institute, Chicago; Contemporary Arts, Houston; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. Su obra forma parte de las colecciones del MoMa, NY; SF MOMA, San Francisco; Gughenheim Bilbao; Tate Modern, Londres; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, entre otros. En el año 2000, se convirtió en el segundo artista en crear un encargo para la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres; la primera había sido Louise Bourgeois. Muñoz pasó meses creando esta gran instalación, que se abrió al público en 2001, el año de su muerte.
Sobre Manuel Segade
Manuel Segade (A Coruña, 1977) es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela. Su investigación predoctoral se centró en la revisión de la teatralidad y las estructuras lingüísticas alegóricas en la escultura de la década de los ochenta a través de la obra de Juan Muñoz. Desde 1998 trabaja en fragmentos de una historia cultural de las prácticas estéticas de finales del siglo XIX, en torno a la producción de una subjetividad somática y sexualizada, sobre lo que publicó el ensayo Narciso fin de siglo (Melusina, 2008).
A lo largo de su trayectoria ha trabajado en centros como Metrònom Fundació Rafael Tous d’Art Contemporani de Barcelona, el Centro Galego de Arte Contemporánea de Santiago de Compostela y ha comisariado para instituciones como el Pabellón Español de la Bienal de Venecia, la Fundació Joan Miró, La Casa Encendida, ARCO, MUSAC, Centre d’Art La Panera, Pavillon Vendôme (Francia), Kadist Foundation (Francia), Bienal de Cuenca (Ecuador), ArteBA (Buenos Aires), MUAC (México), TENT (Róterdam) o el Museo Centro de Arte Dos de Mayo (Madrid), museo que dirige desde 2015.
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