En terrazas de diseño y bares con alma, hay una nueva protagonista que empieza a marcar tendencia: la 1800 Paloma. Lejos de ser un simple cóctel, esta reinterpretación elegante del clásico mexicano está conquistando los planes más cool del verano gracias a su sabor refrescante, su estética «instagrameable» y un ambiente que mezcla ritmos contemporáneos con acentos clásicos.

El cóctel —a base de 1800 Tequila Blanco o Cristalino, zumo de lima fresca, sirope de agave y soda de pomelo— se sirve con hielo, borde de Tajín (para los que buscan un toque más spicy) y una rodaja de pomelo como broche final. El resultado es una copa que mantiene la raíz mexicana del Paloma, pero con un giro internacional que lo convierte en el compañero perfecto para el terraceo, el afterwork o cualquier encuentro casual con estilo.

La copa que se pide sin explicaciones

Cada sorbo del 1800 Paloma se transforma en una experiencia sensorial completa: sabor vibrante, diseño cuidado y música envolvente. Las playlists que acompañan su consumo —una fusión de beats actuales con toques retro— refuerzan esa atmósfera de conexión relajada y auténtica que lo está posicionando como el cóctel revelación de la temporada en las ciudades más cosmopolitas.

Más que una bebida, la 1800 Paloma se ha convertido en una declaración de intenciones: frescura sin complicaciones, estética sin artificios, sabor con identidad. Todo en una copa que redefine el arte de saborear con belleza, equilibrio y un toque inesperado.