En pleno Barrio de Salamanca de Madrid, concretamente en la zona de Goya, la arquitecta Ana Monteagudo, fundadora del estudio ALEM Arquitectura, ha llevado a cabo la reforma integral de una vivienda ubicada en un edificio de 1943. La intervención parte del respeto por la estética noble y tradicional del inmueble original, elementos que se han reinterpretado en el nuevo diseño para preservar la esencia de una vivienda que se había deteriorado considerablemente con el paso del tiempo.

Con una superficie de 110 m2, orientación sur y dos balcones que se abren a la fachada principal desde la quinta planta, la casa ha experimentado una redistribución completa de los espacios. La eliminación de tabiques ha dado lugar a ambientes más abiertos, funcionales y adaptados a las necesidades de los futuros usuarios. La luz natural, protagonista importante del proyecto, se ha potenciado para inundar cada rincón de la vivienda, generando ambientes luminosos, acogedores y que dialogan en sintonía con los materiales nobles presentes, como la madera y la piedra natural.

La arquitectura de interiores se ha basado en respetar valores clásicos, como, por ejemplo, las molduras, las simetrías, las proporciones equilibradas o los desniveles y fosos en techos, contribuyendo a un resultado elegante, sofisticado y acogedor. La decoración, llevada a cabo en colaboración con la empresa Theunissen Home Staging, refleja un sutil equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo, haciendo especial hincapié en la calidez. 

La vivienda cuenta con cocina, salón-comedor-despacho, amplio pasillo, tres dormitorios (uno en suite), dos baños y tres terrazas: dos simétricas orientadas a la fachada principal y una tercera hacia el patio de manzana.

Una zona de día polivalente, abierta y luminosa

Tres salas originales han dejado paso a un gran espacio de día destinado a salón, comedor y despacho, un brillante conjunto donde dos terrazas y amplios ventanales, dispuestos de forma simétrica, enmarcan un diseño con mucho estilo. La ocultación de pilares deja la única presencia de un imponente muro central, hecho a medida, que, acompañado de dos huecos de paso, sirve para separar el pasillo-distribuidor por un lado y el salón-comedor por el otro. Su magnitud permite albergar la zona de televisión y contar con gran capacidad de almacenamiento, gracias a unas elegantes estanterías revestidas de madera y huecos internos donde esconder los radiadores y el sistema de aire acondicionado. Esta pieza arquitectónica se convierte en toda una obra maestra que, en sus costados, cuenta con un noble y sofisticado granito de infinitos matices en grises cálidos.

Los colores neutros del pavimento laminado, los textiles naturales y la decoración se mezclan con detalles en negro para generar contraste y definir estratégicamente los espacios sin sobrecargarlos. El mobiliario utilizado, de líneas limpias y modernas, combina formas rectas y curvas suaves. Los sofás y butacas, en tonos claros, proporcionan comodidad y conservan la coherencia visual de todo el conjunto. 

La iluminación se presenta de diferentes maneras, desde focos empotrados, luz integrada en techos con diferentes niveles, una lámpara colgante para la zona de comedor y focos dirigibles en el despacho. Esta versatilidad da cuenta de la intención de crear ambientes funcionales y acogedores, adaptando la luz a las distintas actividades y necesidades diarias. Además, se convierte en una herramienta extraordinaria para resaltar detalles arquitectónicos y dotar de dinamismo al ambiente.

Una cocina con protagonismo renovado

La cocina cobra una nueva vida con esta reforma, al pasar de ser el espacio más apartado de la casa a convertirse en un área protagonista del hogar. Desde el salón-comedor, atravesando el pasillo, unas puertas correderas de hierro y cristal desvelan una cautivadora cocina, que puede permanecer abierta o cerrada. Una ventana al patio interior en el fondo, junto a la luz natural que llega desde el salón, inunda el espacio de claridad. 

El diseño deja el centro despejado, permitiendo una circulación fluida y distribuyendo la zona de trabajo a ambos lados. Los muebles, de suelo a techo en madera gris oscuro, se combinan con revestimientos en roble natural y encimeras de mármol negro, logrando ese equilibrio entre sobriedad y calidez que define todo el proyecto. Las zonas de trabajo quedan destacadas gracias a un sistema de iluminación lineal integrado en el propio mueble.

Como en el resto de las zonas húmedas de la casa, el suelo está revestido con un porcelánico en tono crema, garantizando durabilidad y estética.

Dormitorios serenos y con estilo compartido

El dormitorio principal en suite es fruto de la fusión de varios espacios originales de la casa. Ubicado al fondo de la vivienda, destaca por su amplitud, luminosidad y sensación de paz. Se ha concebido como un refugio para el descanso, donde la comodidad y la funcionalidad deben primar por encima de todo. Un gran armario de madera lacada en blanco, con uñero integrado y disposición de suelo a techo, ofrece gran capacidad de almacenaje. Se combina a la perfección con la tarima laminada en acabado roble.

Un práctico radiador vertical, situado entre los dos cuerpos del armario, garantiza la climatización adecuada sin desentonar estéticamente. En el techo, se han creado fosas lineales que albergan iluminación ambiental indirecta. El cabecero textil, en tono neutro, se integra con el resto de los textiles naturales del dormitorio. Una paleta de colores que baile entre el blanco, beige, piedra, gris y mostaza crea una atmósfera serena, en la que destaca sutilmente una butaca oscura y una lámpara de lectura en color negro.

Siguiendo esta misma estética, los otros dos dormitorios, uno doble y otro individual, se han diseñado con firmes criterios de confort y estilo. En ellos cobran mayor protagonismo los tonos mostaza y los grises más intensos. El dormitorio individual cuenta asimismo con una puerta de acceso directo a la terraza interior, sumando luz y ventilación natural.

Baños renovados, baños para todos

Antes de la reforma, la vivienda contaba con un único baño. Ahora, se incorporan dos cuartos completos, ambos de generoso tamaño y funcionalidad. Tanto el baño en suite como el que da servicio al resto de la casa siguen un mismo lenguaje visual: pavimento porcelánico en tono crema, muebles suspendidos de gran capacidad con lavabos dobles de porcelana, azulejos blancos con relieve en las paredes, espejos XL, amplios platos de ducha con mamparas de cristal de suelo a techo, y grifería junto con herrajes en elegante acabado negro mate.

El resultado no solo ofrece una imagen cuidada y actual, sino que facilita el mantenimiento diario, reflejando una plena sensación de limpieza, espaciosidad y bienestar. Espacios pensados para comenzar y terminar el día con calma visual y sensorial.

Dos terrazas simétricas de diseño

A ambos lados de la zona de día, con acceso directo al comedor por un lado y al despacho por el otro, se encuentran dos coquetas terrazas reformadas para aportar estilo y versatilidad al hogar.

El pavimento porcelánico, en continuidad con el que se ubica en ciertas zonas del interior, unifica estéticamente estos ambientes. Las nuevas barandillas, elegantes y discretas, se ajustan a la normativa de seguridad vigente sin sacrificar el estilo. El mobiliario, compuesto por butacas negras de diseño y vegetación cuidadosamente dispuesta, añade frescura sin sobrecargar. El resultado, armonioso y atemporal, sigue respetando ese equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo para disfrutar del exterior en sintonía con el interior.