Tissot desvela los nuevos modelos de la colección Le Locle, un homenaje al rico legado de la  marca, que se renueva mientras honra su ilustre pasado. Este lanzamiento propone cuatro  nuevos relojes: los dos primeros presentan un bisel acanalado de oro rosa de 18 quilates e  índices romanos de oro rosa a juego, mientras que los dos segundos destacan por el verde de  su esfera. Dos de las versiones se diferencian por sus índices de diamantes que, en el reloj con  esfera verde, sustituyen por completo a los índices romanos. Un toque de brillo que realza su  perfil.

 

La tradición y la innovación han sido siempre las señas de identidad de la marca. Cada reloj  de esta ampliación retoma las icónicas agujas en forma de hoja y la esfera Clous de París, al  tiempo que incorpora nuevos materiales y colores. Mientras Tissot rinde homenaje a la esencia  de Le Locle, estos modelos son testimonio de la artesanía y la atención por el detalle, que han  permitido a la marca sobrevivir al paso del tiempo.  

 

La colección Le Locle se lanzó en 2003 para celebrar el 150 aniversario de Tissot. Se inspira  en la emblemática torre de la iglesia de la ciudad que le da nombre, enclavada en las  pintorescas montañas del cantón de Neuchâtel. Esta colección recuerda a su dueño la  importancia de honrar sus raíces y de sentirse orgulloso de su identidad única. Además,  recalca que seguir siendo auténtico siempre es gratificante, y que tanto el pasado como el  presente allanan el futuro. 

 

 

Cuando la tradición se une a la innovación 

La colección Le Locle se considera desde hace tiempo un pilar de la historia de Tissot. Esta  nueva interpretación preserva la esencia del diseño original, con su emblemática forma y sus  índices romanos, mientras adopta un estilo más moderno y contemporáneo.  

El nuevo bisel acanalado de oro rosa de 18 quilates en dos de los modelos ensalza el perfil del  reloj, aportando lujo y confiriéndole un aspecto sofisticado al reloj, que sobresale en la  muñeca. El borde de oro rosa lleva grabados cinco sellos que legitiman una calidad y precisión  excepcionales. Entre ellos se incluye el respetado sello de la cabeza del San Bernardo, que  certifica el uso de oro de 18 quilates y refleja las normas de pureza más exigentes. Este sello  garantiza la calidad superior del oro, lo que aumenta el prestigio del reloj y refuerza su vínculo  con la mejor relojería suiza. Le acompañan el «Poinçon de Maître», la «T» de Tissot y la marca  «18K Au750», que indica la pureza del oro. Además, el símbolo de la balanza atestigua el  cumplimiento de las normas suizas sobre metales preciosos y, por ende, la autenticidad del  oro. Juntos, estos sellos avalan el uso de los mejores materiales y el respeto de las normas  más estrictas. La segunda versión alterna índices romanos con diamantes, de una manera  sumamente elegante. El resultado es un cautivador contraste visual, que realza su belleza.  

Los otros dos modelos presentan una esfera verde que, en el primero de ellos, sustituye los  índices romanos por doce diamantes. Cada reloj de esta colección está equipado con correas  intercambiables con sistema de apertura rápida, con cinco eslabones alternos. Las esferas de  todos los relojes se han decorado con el “guilloché” Clous de París en forma de pequeñas  pirámides, un detalle que realmente marca la diferencia. La sucesión de eslabones pulidos y  cepillados genera un ritmo visual fascinante, que captura la luz con cada movimiento. Este  reloj encarna el encanto del legado suizo, con el nombre “Le Locle” inscrito en cursiva en la  esfera. Un toque sofisticado que hace alusión a su origen. 

 

Pioneros en cada detalle  

Tissot se ha consolidado como un líder en innovación dentro del sector de la relojería. En 1930,  hizo historia al presentar el primer reloj antimagnético. Inspirado en esta proeza, el último  modelo incorpora una espiral Nivachron™. Esta tecnología vanguardista reduce  significativamente los efectos de los campos magnéticos y aumenta la resistencia a los golpes,  al paso del tiempo y a las variaciones de temperatura. Esta notable durabilidad garantiza que  el reloj mantenga su precisión, a pesar de las vicisitudes de la vida.  

Aunque todos los modelos incluyen una función de fecha y un fondo de caja transparente que  revela la fascinante mecánica en movimiento, la versión de oro de 39 mm se ve reforzada por  el movimiento COSC (Contrôle Officiel Suisse des Chronomètres), una distinción que solo se  concede a unos pocos relojes suizos cada año y que subraya la excepcional precisión y  calidad de este modelo.  

La colección Le Locle es un pedacito de la historia de Tissot y encarna el espíritu de innovación  que caracteriza a la marca desde hace más de un siglo.