Nadie y otras cosas del montón

Hay días que tengo tanto que decir, que no sé por dónde empezar. Pero también me ocurre lo mismo a la inversa con idéntico resultado.
Hablaré del tiempo: el cielo es gris, las hojas han mudado de color y una fina
lluvia recorre la distancia entre el cielo y la tierra. No moja, pero resbala. Es la imagen de la decadencia. Una muerte anunciada. Incluso esperada. Con este
otoño, muere la anterior primavera, que es como si nunca hubiera existido.

Por Bertie Espinosa Grau

@bertieespinosa


Y me pregunto si con los albores de las próximas hojas seremos ya libres como un día lo fuimos. Se canta loque se pierde, decía Machado. Pero yo escribo porque no canto. Dejemos que esta decadencia muera en paz para abrazar la nueva era. Sí. Tenemos una oportunidad de oro para rememorar unos nuevos años veinte. A ser posible, locos, por favor. Aunque siga sonando reggaeton en las discotecas: no me
importa mientras también suenen las nuevas estrellas del trap, un poco de electrónica y la vestimenta oficial sea rota y de fosforito. Me da igual.

Cualquier cosa me vale con tal de abandonar la rutinaria normalidad del gris. Y ante este color siempre me viene una imagen a la cabeza: los políticos y su atuendo. Lo tengo claro: a los políticos les da miedo vestir divertido. Son neutrales en estilo (no así sus tuits). Menos Pablo Iglesias, que viste como alguien que se ha curtido al calor de las asambleas callejeras, y que tuitea sobre series para disimular al comunista que lleva dentro. Un día fue el coletas, hoy es el moños. Se reinventa y al menos es coherente consigo mismo y con los tiempos: a un nuevo tiempo, una nueva moda. Cuando veamos sus fotos dentro de unos años, sabremos por su vestimenta, o por su peinado, saber decir a qué época pertenecía la instantánea. Pura crónica visual. Pero también se salva por coherente Andrea Levy, que cultiva la personalidad, viste de Agatha Ruíz de la Prada o como Pablo, también recomienda series, libros o exposiciones. Y se agradece tanta naturalidad en medio de un mundo desnaturalizado. El resto de políticos: ni demasiado bien, ni demasiado mal: bien de neutralidad. No así sus tuits (bis). Visten así para no despistar con su mensaje. Pero de esto sabe más Patrycia Centeno, a ella y sus libros remito a quienes quieran ampliar sobre el tema con buen criterio (y un poco de humor). Y a propósito de esto me viene a la cabeza

Diana Vreeland, cuyas memorias han salido en español (Editorial Superflua), y que dan rienda suelta a su lengua viperina. A ella la realidad le importaba poco. Sí le importaba, en cambio, la manera de mostrarla. Y si no se puede ser elegantes, que se sea extravagante. Porque es peor ser aburrido que vulgar.

Pero la decadencia no solo toca al estilismo de quienes nos mandan. En el periodismo también mueren los géneros. Por su desuso, normalmente. Y así como la moda va rápido (si por la moda fuese, estaríamos a colección por semana), el periodismo también va rápido. Pero aquí seguimos, en el papel, que es donde mejor se está. Soy nostálgico y se nota. El periodismo de hoy busca el like antes que la idea o la razón. Y quien quiera estar en este territorio utópico que un día existió, tiene en San Juan del Puerto (Huelva) la nueva Fundación Jesús Quintero, que albergará su archivo y 10.000 horas de entrevistas. Cuando un género entra en un museo, es la certificación de su defunción. Pero aún hay esperanza y
todo puede reordenarse, como la moda, que se reordena a sí misma cada cierto tiempo. Ahora hay un movimiento impulsado por la propia moda que dice: si no lo necesitas, no lo compres. La propia moda poniéndole freno a la moda. Impensable hace diez años, realidad hoy. Y lo dice Nadie, que saben mucho de esto. Si, Nadie es una de las voces de la conciencia de la moda que se ha alzado estos últimos tiempos. Una consultora para la creación de marca liderada por Quico Vidal y Marián Gonzalo. Desde ahí también se invita al consumo responsable: antes de comprarlo, verifica su impacto; o a un consumo justo: si no sabes en qué condiciones se fabrica… Consumo responsable a la carta de la conciencia. Palabra de Nadie.

PD: el día que me diagnosticaron mi alergia por los gatos, mi brazo parecía entre un poema de Louis Bourgeois y el techo de la ONU en Suiza de Miquel Barceló. Los efectos secundarios no me impidieron posar con esta exótica criatura…

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