Anatomía del hombre fatal pasando por la mujer, un libro de Elisenda Julibert
Elisenda Julibert (Barcelona, 1974) estudió Filosofía y trabaja desde hace más de dos décadas en editoriales. Ha traducido del francés a George Sand, Guy de Maupassant, Marcel Proust, Albert Camus y Claude Lévi-Strauss, y del inglés a Sylvia Plath, Zygmunt Bauman o Simon Critchley. ¡Todo un hito! Actualmente es editora de mesa y esporádicamente escribe en la revista ctxt. De las muchas criaturas fabulosas que han poblado la literatura y el cine, la mujer fatal es una de las más recurrentes y proteicas de los dos últimos siglos, si bien forma parte de una antigua estirpe que se remonta hasta la inconstante Helena clásica que motivó la guerra de Troya o la temeraria Eva bíblica que condenó a la humanidad entera. A través del análisis de personajes literarios—de Carmen a Lolita—o cinematográficos—la Madeleine de Vértigo y la Conchita de Ese oscuro objeto del deseo—, la autora examina el mito de la temible femme fatale partiendo de un cambio de perspectiva: ¿y si, más que atestiguar el carácter funesto de ciertas mujeres, el estereotipo delatase una representación del deseo masculino singularmente aciaga? Como en una trama de intriga, este libro invita al lector a seguir la pista de los hombres que hay detrás de esas mujeres míticas, a las que la tradición ha señalado quizá tan sólo para desviar la atención y ocultar las pruebas más cruciales. La autora conversa con nosotros y nos traza en pocas frases los porqués de su obra y la anatomía del hombre fatal (también la mujer).
¿Como es un hombre fatal hoy?
Ayer y hoy un hombre fatal es el que inventa mujeres fatales para justificar su atormentada forma de desear.
¿A quién recomienda este libro?
A cualquier persona a la que le interese la literatura amorosa y disfrute de darle un par de vueltas a las cosas.
¿Se podría escribir hoy Lolita?
Creo que sí, me parece una obra que sigue resultando muy crítica con algunos prejuicios que persisten en la actualidad, como el de que el amor cuanto más demencial y trágico más auténtico es.
¿Cuanto tiempo le ha llevado preparar este ensayo?
Tuve la idea hacia el 2010, y le fui dando vueltas, rumiándola, hasta que en 2016 me puse a escribir, y terminé en 2020.
¿Qué es una mujer fatal?
Supuestamente una mujer que usa su atractivo para atormentar cruelmente a quien la desea, pero como comprobamos en la literatura siempre es el chivo expiatorio de personajes masculinos que cometen auténticas atrocidades en nombre del amor.
¿En qué relatos una mujer también condena a un hombre?
Hasta donde mi conocimiento alcanza hay relatos femeninos de venganza, pero de momento no existe en la tradición la figura del «hombre fatal», es decir, relatos que condenen a un personaje masculino por el hecho de ser deseable pero no corresponder al interés de una mujer.
¿Qué le llevó a escribir este libro?
Mi interés por las distintas concepciones del amor en nuestra tradición y algunas experiencias personales.
¿Pueden ser peligrosos los mitos?
En el libro cito a Roland Barthes, quien en sus Mitologías escribe que: «La función del mito es otorgar a la intención histórica un fundamento natural, dar eternidad a la contingencia», y en ese sentido los mitos son efectivamente cárceles, o trampas, pues tratan de imponer una perspectiva del mundo como si fuera la única posible.
¿Cual será su siguiente libro?
La verdad es que no lo sé, he tardado mucho en escribir el primero, soy lenta, como Orlando de Woolf, el personaje que da por concluido su libro al cabo de 300 años.
«¿Qué ocurriría si lo que el tópico de la mujer fatal atestigua fuese, más que un determinado comportamiento femenino, una singular (y tradicionalmente masculina) representación del deseo? La supuesta fatalidad de todas esas mujeres imaginarias cuya cualidad específica parece ser destrozar a quienes las aman no sería entonces inherente a ellas, sino el resultado inevitable de una determinada concepción del deseo, una de cuyas características es la de convertir a su objeto, la persona a la que se dice amar, en fetiche y, al fin, fatalmente, en cadáver».
«Como si se tratara de una especie de criatura fabulosa y mítica, lo único que sabemos de la mujer fatal es lo que nos cuentan algunos testigos privilegiados—sus desdichadas víctimas—que lo han perdido todo menos la capacidad de sentir (¡y cómo!) y de narrar».
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