Llueve ceniza

Durante meses, el volcán ha emitido ceniza y lava, ahora que los días de ceniza han cesado, recuperamos el articulo de Bertie Espinosa que narra el reportaje fotográfico de José Bringas que se incluye en el número de invierno 21/22 de papel de FEARLESS en la sección Fearless Daily.

Pocos fenómenos naturales tienen tanto que ver con la vida como la erupción de un volcán. El amor se puede explicar con el volcán. También el gozo, la muerte, el drama, la felicidad y la resignación. Por supuesto, el desamor. La vida. Todo cabe en una colada que viene ardiendo y que puede o no, tardar tiempo en enfriarse. Digamos que la colada vive en un gerundio durante meses.  Y todo lo que viene de dentro, cuando viene, arde. Desde las 15 h del 19 de septiembre, la cascada de informaciones en torno a este fenómeno natural y a la vez extraño, ha llenado las horas de tertulia. También las páginas de los medios, que como en este reportaje, dedican un homenaje a la belleza del drama. A la desdicha de la naturaleza, que no ha hecho otra cosa más que seguir su curso y ser ella misma. Aunque no nos guste ver cómo el campanario y el templo de Todoque desaparece en pocos segundos en medio de la tranquilidad de una tarde de otoño.

El drama se explica con palabras nuevas. También la belleza. A veces, no sabemos adónde apuntar para lograr conectar extremos opuestos. Y ante este fenómeno, se juntan. Colada, lava, cono, magma, delta lávico, sismicidad, vulcanólogo, Involcan, evacuación, rotura, temperatura, humo, ceniza… ¡un lenguaje ajeno que nos acompañaba cada día en el directo que cada canal de televisión dedicaba a la evolución de la colada! Son las palabras que explicaban el hecho, la estética y la destrucción. Dron incluido. (Me pregunto qué sería de nosotros sin estos drones que con la velocidad de un pájaro nos permiten ver imágenes que nos dan la magnitud real del fenómeno). Llueve ceniza y hay que decir que es natural. Y realmente lo es. Ceniza para todos, sin miércoles ni cuaresma. Ceniza que sale de la tierra y cae del cielo. Parece un delirio, pero es la vida misma. Como lo que sale de dentro y luego parece caído del cielo. Ríos de fuego y hordas de fotógrafos capturando estas nuevas cascadas entre las casas que un día fueron el sueño de sus dueños y hoy no son más que materia fundida en la tierra. Nada queda a tan alta temperatura, como los momentos de la vida en los que a determinados grados centígrados se funden para siempre en un tiempo que nunca volverá. ¡Qué drama y qué belleza! Una paradoja sin fin que es el deleite de unos y el delirio de otros.

 

Animales aturdidos y relajados mientras el volcán sigue en erupción. Maletas hechas y recuerdos seleccionados ante una posible huida a toda prisa. Paraguas para días soleados. Caminos cortados y plátanos amenazados. Es la paradoja de la realidad. La verdad de unos días que en el momento de cerrar este número seguía sucediendo. ¿Un volcán en Navidad? Puede ser la realidad de una nueva luz que siga brillando en las noches de La Palma.

Polideportivos preparados para un limbo venidero y furgonetas con la salvación in extremis de un patrimonio cultural que estaba condenado a perderse. Hay en esas esculturas sobre el camión más verdad que en las que habitan los museos. Es la lágrima de un costumbrismo que se ha paralizado para siempre en algunos pueblos que ya no existirán. Lo sabemos por un dron, que no es precisamente el dueño de la casa a la que se iban los Taburete cuando lo cantaban entre copa y copa. Sino los ojos que todo lo ven y que han permitido monitorizar el desastre a vista de pájaro.

 

Al final, como todo en la vida, contra lo natural no caben luchas. O no deberían. Y de una columna de fuego, cenizas y humo surge un nuevo paraje que albergará vida, y un nuevo sistema natural rico en todas esas nuevas cosas que el cambio climático se carga cada día por toneladas. No solo en la tierra, sino dentro del mar. Mientras eso llega, en La Palma, las noches son de ríos de fuego y los amaneceres, presididos por una columna de humo. Señales de la naturaleza para evitar el peligro.

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