Esperanza Aguirre: «Lloré cuando el doctor Pérez Aznar me dijo que no habría ningún oncólogo en España que me librase de la quimioterapia. Lloré porque pensé que tenía que dejar la política»

Tras 40 años en la primera línea de la política española, repasa en su nuevo libro (Sin complejos, Planeta) los dogmas de la corrección política, el análisis de la situación actual y algunas posibles soluciones. Da consejos cuando se los piden, no tiene la tentación de irse a otro partido y, gracias a ella, media España sabe la diferencia entre doceavo y decimosegundo.  

Bertie Espinosa Grau, subdirector de FEARLESS® 

MIKY GUERRA (C)

Cuando llega, apenas había transcurrido un minuto de las seis. Puntualidad británica a la madrileña. Y paso firme, mientras lanza piropos al espacio creado en exclusiva para FEARLESS ® por Raúl Almenara. “Me encantan estos verdes”, dice Esperanza Aguirre, que trae consigo otro look para las fotos y muchas ganas de hablar. No todos los días se hace un bucle con una “ex casi todo”.

Abogada de profesión y técnico de Información y Turismo del Estado, por oposición. Empezó su carrera política como concejal en el Ayuntamiento de Madrid, primero en la oposición, luego con competencias en Medio Ambiente (aún hay quien no olvida aquello de “no es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia”), y de ahí, a ministra de Educación y Cultura en 1996, en el primer Gobierno de Aznar. Luego, presidenta del Senado y de ahí a la presidencia de la Comunidad de Madrid, con tamayazo entre medias que se solucionó con unas elecciones donde obtuvo la mayoría absoluta. Corría el año 2003 y su leyenda como presidenta no había hecho más que comenzar. Época de vacas gordas, que sirvió para transformar Madrid en la Comunidad que ahora todos desean (véanse las cifras y la cantidad de personas de otras provincias que se instalan en la capital). Y más adelante, en 2009, época de vacas flacas. La vida misma. Pico y pala. Un capote a la situación y retirada del ruedo político en 2012. ¿La culpa? El cáncer. En 2015, vuelta a los ruedos, como los toreros que se retiran y vuelven. Esta vez, como candidata a la alcaldía de Madrid. No pudo ser, y entonces, acabó como empezó: de concejal en la oposición. Hasta 2017, cuando decide cortarse la coleta, esta vez sí, definitivamente de la política en la que tantos titulares nos había dejado. Y siendo mujer, madre y gata (ya saben, ser de Madrid es una profesión más).

A propósito de este número especial arquitectura, una vez fue pillada con un micrófono abierto con la frase: “los crímenes de los arquitectos perduran tras su vida”, disculpas incluidas acto seguido. Se encaró con Rufián en el Congreso enseñando a media España que una decimosegunda pregunta no era la doceava. Ya sabe quién es Santiago Segura y apoya a Pablo Casado, también a Isabel Díaz Ayuso, su sucesora. Pero la suya es una retirada Sin Complejos (su último libro, Planeta), nunca los tuvo y ahora no iba a ser menos, y ello lo demuestra en nuestro encuentro, cuando da las indicaciones al fotógrafo, vigila su posado y nunca abandona el lado institucional que siempre le acompañará. Sigue teniendo presencia de presidenta. Le gusta la mascarilla sobre la mesa, y en la taberna taurina Don Carmelo se define como liberal (hasta la médula), y sigue siendo fan de Margaret Thatcher, además de asidua lectora de los clásicos del liberalismo o abuela entregada a la causa. Y por supuesto, escritora. Con su experiencia, escribir es un deber: “escribiendo puedes corregir, hablando no”.

Lee la entrevista completa en la edición de papel desde el 19 de octubre con tu compra en SANCHEZ ROMERO y a la venta en quioscos adheridos de EL CORTE INGLÉS y SUPERCOR de la Comunidad de Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga-Marbella, entre otros.

 

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