El Museo Cristóbal Balenciaga pone a dialogar las obras de EDUARDO CHILLIDA y CRISTÓBAL BALENCIAGA

Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924- San Sebastián, 2002) y Cristóbal Balenciaga (Getaria, 1895-Valencia, 2002) comparten, además de los orígenes guipuzcoanos y de sus lazos de amistad, un sustrato filosófico común.

Ambos son hijos de la pregunta y de la experimentación. Unidos por la búsqueda de la belleza y de la armonía, trabajan la materia desde el respeto, escuchando el latir propio de los materiales, colaboradores fieles y exigentes tanto del escultor como del modisto.

Crean por eliminación, planteando un juego de vacío-lleno y buscando siempre nuevos límites. Plegar la forma les permite penetrar en el espacio interior que generan en sus creaciones, en las que la proporción y la poesía son imprescindibles.

Son estos conceptos compartidos los que pudieron impulsar a Eduardo Chillida a realizar en 1987 el primer estudio de su Homenaje a Balenciaga. En el contexto del 100.º aniversario de su nacimiento, esta exposición invita a explorar y a percibir, mediante la “luz oscura del Atlántico”, los lugares comunes del escultor del aire y del modisto del espacio.

La exposición, comisariada por Igor Uria, director de Colecciones del Museo Cristóbal Balenciaga, en colaboración con el equipo curatorial de Chillida Leku, se ubica en la nueva sala destinada a los diálogos con otros creadores, otras colecciones o disciplinas que ayuden a enriquecer la experiencia del visitante y el conocimiento sobre la obra de Balenciaga.

“Inaugurar la nueva sala “Encuentros” dentro de nuestro recorrido expositivo con Chillida/Balenciaga. Plegar la forma nos parecía especialmente apropiado y una ocasión única para que esta obra, Homenaje a Balenciaga, pudiera viajar a Getaria.

Desde ese Homenaje a Balenciaga de Chillida «nos sumamos a la celebración del centenario de su nacimiento con un homenaje propio, modesto pero necesario y cargado de emoción”, apunta Miren Vives, directora del museo.

En la presentación, además de la directora Miren Vives, y el comisario Igor Uria, han participado: Mireia Massagué, directora de Chillida Leku; Mikel Chillida, director de la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce; y Bingen Zupiria, consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco.

Zupiria ha destacado que “este proyecto conecta el Museo Balenciaga y Chillida Leku. Es un buen ejemplo de “Lugar de Encuentro”. Cumple de lleno con el lema del Centenario Chillida. Y el Museo Balenciaga se convierte en lugar de encuentro entre las obras y nosotros. Nosotras. Todas las personas que quieran aprovechar la oportunidad del Centenario Chillida, para disfrutar del diálogo entre dos artistas vascos universales”.

 

EFE/Javier Etxezarreta

 

Programa de actividades
Con ocasión de la exposición, el Museo Cristóbal Balenciaga y Chillida Leku proponen un programa de actividades conjuntas y complementarias que se desplegará a partir de primavera y se extenderá hasta el próximo año.

Las personas visitantes se beneficiarán de un descuento del 10% en el acceso a ambos museos —Museo Cristóbal Balenciaga y Chillida Leku— presentando la entrada de uno de los dos centros museísticos.

Los amigos y amigas de ambos centros museísticos se beneficiarán de un descuento del 50% en el precio ordinario de las entradas de los respectivos Museos. Además, de visitas guiadas.

El 19 de octubre está prevista una jornada que invite a explorar los nexos comunes de ambos creadores en la que participarán la investigadora Carmiña Dovale e Igor Uria. La jornada se desarrollará en el Museo Cristóbal Balenciaga y la asistencia será gratuita.

De la mano de DAB Dantza Arte Bitartekaritza, y en colaboración con la Quincena Musical de San Sebastián, está previsto el espectáculo de danza NOEUD —anudado en francés— el 10 de agosto. La creación de espacios y figuras curvilíneas son los conceptos que la actuación explora mediante el movimiento.

Por último, dirigido al público familiar e infantil, se programarán dos actividades. La primera, en colaboración con el Orfeón Donostiarra, y en el marco del Día Europeo de la Música, aunará música y creatividad. Y, la segunda, por su parte, en otoño, a cargo del colectivo Maushaus, planteará profundizará en torno al contenido expositivo en diálogo.

“La ocasión del centenario nos permite configurar un homenaje colectivo gracias a la colaboración de distintos museos y equipamientos culturales a nivel local, nacional e internacional. En el caso del Museo Cristóbal Balenciaga, compartimos algunas características, como ser un museo de autor, y objetivos comunes, como ser un espacio abierto a la sociedad y potenciar la imagen de Gipuzkoa y Euskadi como referencia y destino cultural de primer orden, en colaboración y complemento a otros recursos del territorio”, apunta Mireia Massagué, directora de Chillida Leku.

 

EFE/Javier Etxezarreta

 

Chillida/Balenciaga. Nexos y valores comunes
Además de los nexos existentes entre ambos creadores, sus trayectorias dejan entrever un mundo de valores en común, que les impulsaba y guiaba en su tarea creadora.

“Esta programación viva, difunde no solo el trabajo del artista, sino también sus valores, filosofía y pensamiento. Aspectos inseparables de la obra del creador y que generan gran cohesión social gracias a su compromiso con la cultura, el arte, la democracia y la libertad”, señala Mikel Chillida, director de la Fundación Eduardo Chillida – Pilar Belzunce.

Homenaje a Balenciaga
En 1990, Eduardo Chillida crea la escultura Homenaje a Balenciaga dentro de una serie que dedica a artistas y pensadores a los que admira. Partiendo de esta obra, que pone de manifiesto su interpretación del trabajo de Balenciaga, la exposición Chillida y Balenciaga. Plegar la forma se vertebra para mostrar paralelismos entre la obra de estos dos creadores.

La obra más antigua, en relación con este homenaje, corresponde a las obras gravitación y serigrafía de 1987, realizadas con motivo de la exposición retrospectiva dedicada al modista en el Palacio de Miramar de San Sebastián ese mismo año.

Los planos verticales, penetrando en el espacio, siluetean un perfil femenino deslizándose y abriendo un horizonte al juego de vacío y lleno. “Balenciaga creaba siluetas en las que la prestancia, la elegancia y la armonía en las proporciones, aportaban mayor fuerza al volumen. Eran espacios habitables para la mujer, que la empoderaban y la encumbraban como elegante para los espectadores que las rodeaban”, apunta Igor Uria comisario de la muestra. Eduardo Chillida apreció esas experiencias y las plasmó en este homenaje en el que se creó un espacio para el espíritu.

La escultura de hierro que desarrolla ese Homenaje a Balenciaga se realiza en 1990, se trata de una obra que mide dos metros y medio de altura y está realizada en acero Corten en los hornos de la forja industrial de Patricio Echeverría en Legazpi. Su peso es de cuatro toneladas y media, lo que aporta gran estabilidad y algún contratiempo en cuestiones de transporte. A pesar de lo masivo del material, el espacio central de la obra conecta con nuestra visión y medida corporal.

 

EFE/Javier Etxezarreta

 

A ambos creadores les une una vocación arquitectónica, la sobriedad y armonía de su obra, que se concibe como una creación única. Comparten el orgullo de su origen vasco, la honestidad y rigor en el trabajo, y un carácter reservado y educado que generaba un gran respeto hacia su figura. El hecho de sentir el material, la tela, el hierro o el papel, y estar de acuerdo con sus cualidades expresivas es fundamental. “Pero desde nuestro punto de vista, lo más sorprendente de ambos, es el interés por el volumen por encima del interés por el cuerpo en el caso del modisto y, en el caso del escultor, el interés por el volumen para evidenciar el espacio. Casas-vestidos versus esculturas-lugares”, apuntan desde el área de exposiciones de Chillida Leku.

Chillida convierte estas planchas de acero de 15 cm de grosor en un manto que abriga una figura central, un espacio vacío que se corporeiza y que el escultor descubrió con satisfacción una vez concluida la escultura. “Los dos círculos podrían ser los puños del manto, bonita interpretación, un manto que acoge una figura y deja ver las manos y su silueta a través del vacío”, enfatiza Igor Uria, comisario de la muestra.

En 1999 se constituye la Fundación Cristóbal Balenciaga que contó con Eduardo Chillida como uno de los miembros fundadores en sus orígenes previos a la apertura del museo. En aquella ocasión, el escultor cedió otra versión de aquel primer dibujo de 1987 para su uso como anagrama de la fundación. Estas tres versiones distintas de su homenaje al modista, ejemplifican una realidad en la obra de Chillida: que su obra gráfica, aunque aparentemente dispar, está estrechamente relacionada con su obra escultórica.

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