Anoche, coincidiendo con el Santo de Catalina de Alejandría, el Teatro Magno acogió la primera edición de Santa Katalina en Llamas, un encuentro que no solo celebró a la directora de esta cabecera, también llamada Katalina, sino que sirvió además para presentar la segunda temporada del podcast FEARLESS ON FIRE, uno de los proyectos más relevantes de FEARLESS, producido por segundo año consecutivo en colaboración con Pasión Habanos y S.T. Dupont.

Un estreno con seis protagonistas clave

La celebración, con una estética inspirada en la Cuba de los años 50, tuvo como grandes protagonistas a seis figuras que ya forman parte del universo de FEARLESS ON FIRE, y que anoche se convirtieron en el otro gran eje de la noche

Entre ellos, Elena Tablada, madrina de ceremonias, que no dejó de bailar hasta bien entrada la noche; la doctora Eugenia Cervantes, que portó su mejor sonrisa; Paloma González y la diputada Bea Fanjul, que ofrecieron sus perspectivas, siempre acertadas, con claridad y fuerza. Por su parte, Ángel Martín e Iván Espinosa de los Monteros fueron grandes ausentes, aunque su influencia y espíritu se sintieron durante toda la velada.

Seis invitados que no solo fueron los rostros de la noche, sino también los motores de un proyecto que busca dar voz a historias auténticas, conversaciones sin filtros y momentos que perduran más allá de la escena pública. Su protagonismo marcó el ritmo de la celebración y anticipa lo que promete ser una temporada intensa y memorable del podcast, cuyos capítulos se publicarán cada domingo en los canales oficiales de la revista.

La Habana en Madrid

La música en vivo corrió a cargo de Los Orlando, quienes trajeron a Madrid los ritmos y la esencia de La Habana. Más tarde, el DJ Isbell continuó la fiesta con una selección que mantuvo a los asistentes en movimiento y reforzó el ambiente caribeño de la noche.

La velada se completó con la gastronomía de Chulapitas, los vinos de Juan Gil y las burbujas de Laurent-Perrier, el jamón de Enrique Tomás, y los tomates de Ángel Martín de su famosa taberna La Tienta, a orillas de la Plaza de Las Ventas. Cada detalle contribuyó a convertir el encuentro en una experiencia única, como ya es tradición en las grandes noches de FEARLESS.

Un podcast que regresa con fuerza

El año pasado, figuras como Rocío Monasterio, Luis Gasset o Fernando Ojeda marcaron el inicio de esta serie, que ya se ha consolidado como tradición. Con esta presentación, FEARLESS ON FIRE inicia una nueva etapa, más sólida, intensa y conectada con su audiencia, y qué mejor manera de hacerlo que en Santa Katalina en Llamas, un evento que promete regresar el próximo año.

La temporada arranca este domingo.

Fotografía JUAN CARLOS VEGA

Uno de los puntos álgidos que la mayoría de los turistas anotan en su itinerario al visitar Madrid es el estadio Santiago Bernabéu, un lugar que también despierta emociones y frustraciones a partes iguales cada vez que el club merengue disputa uno de sus partidos. Esas mismas emociones debió sentir Tristán López-Chicheri el día que supo que él, junto con su estudio L35, sería el encargado de su renovación. Y esas emociones, sin duda, se mantuvieron a lo largo de todo el proceso, hasta hoy, cuando vuelve a poner un pie en el campo para compartir todo lo aprendido y detallar esta ambiciosa gesta, que como el Real Madrid, ya es historia.

En el interior del estadio Santiago Bernabéu existe ahora un lugar capaz de elevar la experiencia que este icono ofrece a un nivel superior: el restaurante Plaza Mahou, ¿acaso puede haber algo más castizo? Hasta allí llega Tristán López-Chicheri, autor junto a su estudio L35 de la remodelación del templo vikingo, ese que tantas alegrías ha dado a millones de personas a lo largo de los años. Entre conversaciones sobre diseño, innovación y memoria, Tristán López-Chicheri desgrana los secretos de la transformación del estadio, sus retos y aprendizajes,  preparando el terreno para lo que será una charla a dos bandas.

¿Cuál fue la visión arquitectónica y urbana que guió la transformación del Santiago Bernabéu?

Desde el brief del concurso se pedía crear un edificio icónico, algo difícil de conseguir, pero lo intentamos. Entendimos que un estadio icónico debe poder reconocerse a partir de un pequeño fragmento, capaz de evocar su imagen completa en la memoria, del mismo modo que sucede con la Torre Eiffel. Basta ver una parte para reconstruir mentalmente el conjunto.

También queríamos huir de la idea de un edificio de cuatro fachadas estáticas. Buscábamos trasmitir movimiento, el dinamismo que un estadio alberga con el fútbol. De ahí surgió la idea de generar cornisas, que subían o bajaban en función de la posición del estadio respecto a la calle.

Por último, el estadio requería una entrada formal. Un gran lobby de cara a la ciudad que representara tanto al club como al gran edificio que es. Para ello, se creó una entrada principal en el Paseo de la Castellana, uniendo varias puertas para conformar el gran vestíbulo de acceso.

¿Cómo se equilibró la identidad histórica del estadio con la necesidad de modernización?

La identidad histórica del estadio proviene de ser la casa del Real Madrid. No es la primera reforma desde su construcción en los años 40, pero a lo largo del tiempo se ha consolidado una imagen que lo identifica plenamente con el club.

¿Qué elementos consideras que convierten al nuevo Bernabéu en un referente mundial?

Además de su imagen singular, el estadio incorpora una serie de elementos que lo hacen especial: una cubierta retráctil, récord mundial de distancia salvada, que permite cubrir el estadio según los eventos y la climatología; un túnel logístico que permite acceder a todo el estadio sin interferir con los usuarios; un hipogeo que posibilita guardar y cuidar el campo de juego mientras se utiliza el exterior para otros eventos distintos del fútbol; un marcador de 360º cuya pantalla puede convertirse en un elemento de comunicación; y un conjunto de mejoras adicionales que incrementan la funcionalidad del estadio. Ubicado en pleno centro de Madrid, uno de los mayores desafíos fue trabajar en un entorno tan consolidado, lo que dificultó la logística de la obra y obligó a compaginarla con el calendario deportivo. En un momento dado, debido a la pandemia, los partidos se jugaron en la ciudad deportiva y sin público, lo que permitió que casi 1.000 trabajadores pudieran operar simultáneamente en las obras.

¿Qué papel jugaron las innovaciones estructurales, como la cubierta retráctil o el césped móvil, en el diseño arquitectónico? ¿Qué innovaciones tecnológicas destacan en el nuevo Bernabéu respecto a estadios de última generación?

Es fundamental que el diseño compagine estas cuestiones. Al igual que en un hospital no se puede ignorar la mecánica de funcionamiento, en un estadio como el Santiago Bernabéu los elementos estructurales se convierten en ingredientes del propio “diseño”. De hecho, la cubierta retráctil surgió como propuesta desde la fase de concurso. 

Estas innovaciones, junto con otras tecnologías, son las que lo convierten en un referente mundial.

¿Cómo se abordó el reto de convertir el estadio en un espacio multifuncional más allá del fútbol?

Hoy en día, todos los estadios buscan un uso de 365 días al año, lo que implica ir más allá de los aproximadamente 40 partidos de fútbol que se juegan anualmente. Este concepto multifuncional estuvo presente desde la fase de concurso y fue evolucionando hasta convertirse en la realidad que vemos hoy. Estamos involucrados en diversos proyectos de estadios en España y en el extranjero, y todos ellos buscan incorporar esta misma filosofía. El Santiago Bernabéu cuenta con varias ventajas clave: es la casa del Real Madrid, por lo que recibe un gran número de visitantes, y además es un estadio urbano, perfectamente conectado mediante una excelente red de transporte público.

¿Cómo fue el trabajo conjunto entre los equipos?

El proyecto se desarrolló en nuestro estudio de Madrid y contó con la colaboración de un gran número de especialistas de diversas áreas, tanto de ingeniería como de movimiento de personas o de explotación de estadio, aspecto que tiene un gran impacto en la resolución del programa y del diseño. Esto fue una constante desde que empezamos el concurso en 2012, continuó con el proyecto en 2014 y se mantuvo durante las obras; ha sido un desarrollo activo y vivo a lo largo del tiempo.

¿Cuál fue la mayor lección aprendida en un trabajo de esta envergadura?

En L35 desarrollamos grandes proyectos, pero este fue especialmente sofisticado y complejo, ya que debía compaginar la reforma de un estadio existente con la implementación de todos los elementos nuevos ya mencionados. Requirió de una gran coordinación entre todos los especialistas intervinientes. Creo que la participación de estos equipos nos enseñó a coordinarnos con el objetivo de integrar todo en un único proyecto.

¿Qué crees que representa el nuevo Bernabéu para la ciudad de Madrid y para el Real Madrid como institución?

Como ya hemos mencionado antes, se genera una identificación entre estadio y ciudad. El Bernabéu ya era un símbolo de Madrid y ahora este aspecto se ve reforzado, de la misma manera que el estadio se identifica con el club.

¿Cómo imaginas el impacto de este estadio en el futuro de la arquitectura deportiva?

Creo que ya podemos observar este impacto en los nuevos proyectos que surgen en distintos países. Sin duda, se ha convertido en un referente.

¿Qué proyectos futuros de L35 se inspiran en lo aprendido con el Bernabéu?

Es inevitable incorporar las enseñanzas de este proyecto único. Sin embargo, cada nuevo encargo tiene sus propias características y personalidad, por lo que no se puede ni se debe trasladar de manera literal un proyecto tan complejo, sofisticado y de tan alto valor simbólico.

 

Fotografía ROBERTO MAROTO
Texto MARCO DE PABLOS
Estilismo NOELIA VILLABERDE
MUAH PATRIZIO NICCOLAI para Dior Beauty

España celebraba la mayor hazaña futbolística de su historia tras conquistar el Mundial de Sudáfrica, mientras artistas como Lady Gaga o Rihanna marcaban el pulso de la cultura pop y el movimiento hipster iniciaba lo que sería su gran apogeo. En medio de ese torbellino cultural y mediático comenzaba a abrirse paso una nueva generación, la primera verdaderamente nativa digital, conocida como Alpha.

Corría el año 2010, un punto de inflexión marcado por la llegada de Instagram, que rápidamente se consolidaría como una de las principales redes sociales del mundo. Bastaba con subir una imagen acompañada de hashtags. Lo que pocos imaginaban entonces era que esa práctica aparentemente trivial se transformaría, con el tiempo, en un auténtico modelo de vida, hasta el punto de hacer realidad aquello de “renovarse o morir”.

La intriga y el boca a boca fueron los motores que impulsaron la descarga de esta aplicación. Así le sucedió a Carla Hinojosa, hoy convertida en una de las grandes influencers del panorama nacional. “Fue en 2012, mientras vivía en Milán, cuando me abrí Instagram casi por curiosidad. Compartía mí día a día y, sin darme cuenta, empecé a crear una comunidad interesada en mi forma de vestir y en mi estilo de vida. Más tarde, en Londres, alrededor de 2013-2014, empecé a mostrar más, y todo fue fluyendo”.

Su perfil atesora más de 360.000 seguidores y sus publicaciones acumulan miles de likes, lo que le ha permitido estar exactamente donde siempre quiso. “Ni en mis mejores sueños imaginé poder vivir de la moda y la belleza”, confiesa. Se lo ha ganado a pulso, aunque en esta industria nada le pilla por sorpresa.

En la imagen de portada, Carla Hinojosa posa con Vestido de tul con plumas de ALICIA RUEDA ATELIER; sandalias de ROGER VIVIER; y pendientes de MARINA GARCÍA. Sobre estas líneas, vestido de lana y tafetán de BARO LUCAS, sandalias negras de JIMMY CHOO; y pendientes de oro esmaltado con flores y frutas de ROGER VIVIER.

Desde pequeña han resonado en su cabeza nombres de diseñadores, tejidos y pasarelas, y ha sido testigo tanto de los placeres como de los sacrificios que exige este mundo, capaz de dar mucho, pero también de arrebatarlo tras largas jornadas de esfuerzo. Su familia es propietaria de Brillant, una tienda multimarca de complementos en Barcelona, que, como ella apunta, “no solo nos dio de comer, sino que fue el reflejo del sacrificio de mis padres”. Muy en especial de su madre, Susi Rejano, quien, al igual que su hija, acumula en dicha plataforma una legión de adeptos. Sobre ella recuerda: “Lo hacía con el mismo amor que sigue teniendo hoy. Por eso, para mí, la moda siempre ha sido algo profundo. Es imposible no respetarla ni defenderla cuando has crecido viéndola así”.

Sin embargo, lo que más agradece es cómo la educaron dentro de ese entorno. “Mi madre nunca me crió como a una niña consentida. Me inculcó el valor del trabajo, de cuidar las cosas y de entender lo que hay detrás de una prenda bien hecha. Cada temporada me compraba tres conjuntos, siempre buenos, sí, pero solo tres, y me explicaba por qué. Me decía: ‘Tú eliges si son de Prada o de Zara, pero recuerda que lo importante es entender lo que hay detrás de lo que compras’”. Fue entonces cuando comprendió que la industria textil era mucho más que mera apariencia.

Carla también ha estado cerca de los desfiles desde temprana edad. “Mi madre y mi tía solían llevarme a los que se celebraban en España para comprar colecciones de las marcas que vendían y, más tarde, empecé a acompañarlas también a las Fashion Weeks de Milán y París”, recuerda. “Al principio iba como simple espectadora, una niña fascinada por un universo que observaba en silencio, sin imaginar que años después acabaría dedicándome profesionalmente a él”.

A los 21 años, con los estudios universitarios recién terminados, decidió involucrarse de lleno en el proyecto familiar, asumiendo la dirección del departamento de compras y el rol de buyer, uno de los puestos más mimados por las firmas cada temporada. Desde hace varios años, ocupa un lugar destacado en los front rows, ya como creadora de contenido, un logro que ha conquistado por mérito propio dentro de ese déjà vu constante que la ha acompañado desde sus primeros pasos.

Top negro de ELISABETTA FRANCHI; falda de tul de VICCOLO; botas altas en cuero negro de LONGCHAMP; y pendientes de MARINA GARCÍA.

Esa posición no solo le ha permitido vivir numerosas experiencias desde diferentes prismas, sino que también le ha brindado la oportunidad de presenciar el ayer y el hoy de una industria en constante movimiento. “Es verdad que todo ha cambiado. Hoy los desfiles son más espectáculo que antes. Se busca la viralidad, el impacto, lo que genera conversación. Y aunque forma parte de la evolución natural del sector, echo de menos esa esencia más íntima”, recalca. “Aun así, cuando las luces se apagan y el primer modelo pisa la pasarela, sigo sintiendo lo mismo que sentía de niña”.

En efecto, las cosas han cambiado y los creadores de contenido se han convertido, en muchos casos, en las gallinas de los huevos de oro para las marcas, aunque algunas voces apuntan a que esta fórmula tiende a debilitarse. Sobre ello, Carla añade: “No creo que estén perdiendo peso. Todo lo contrario. Yo consumo muchísimo contenido digital, especialmente a través de Instagram, y siento que los creadores aportan una mirada diferente a la moda, más cercana y dinámica. Los medios tradicionales han sabido adaptarse mucho al lenguaje que los creadores llevan años utilizando”, y sentencia: “Más que una pérdida de peso, yo diría que hay una saturación de voces, pero eso no significa que el creador tenga menos relevancia; simplemente hay más competencia, más ruido y más necesidad de aportar valor real. El papel del creador no se está perdiendo, sino madurando”. Ella es el mejor ejemplo.

«Llevo muchos años con la sensación de que esto, de algún modo, puede llegar a un fin»

– ¿Eres exigente contigo misma?

– Soy muy exigente conmigo misma. Mucho. Demasiado, diría. Soy muy profesional, y cuando algo no está perfecto, me cuesta desconectar, pero también creo que esa exigencia, en equilibrio, es lo que me ha traído hasta aquí.

Eso de lo que habla se percibió durante las más de cuatro horas que este shooting se prolongó. Al igual que su sencillez, otra cualidad de la que puede hacer gala. Entre salidas y entradas al vestíbulo del hotel Intercontinental de Madrid, con vestidos que limitaban su zancada, no perdió la sonrisa en ningún momento, aceptando todas las indicaciones que llegaban desde fotografía. Su cercanía con el equipo que se arremolinaba a su alrededor también fue palpable, desmontando mitos que suelen asociarse a quienes se dedican a las redes. Incluso nos hizo partícipes de un pequeño inconveniente con su lavadora. “No soy competitiva, ni materialista, ni superficial, aunque a veces la gente puede imaginarlo por mi entorno”, comenta, al mismo tiempo que detalla qué es lo que realmente valora a día de hoy. “La calma, la felicidad cotidiana y la sensación de irse a dormir en paz. Con los años  —añade— he entendido que eso es lo que de verdad importa: tener a los tuyos bien, disfrutar de lo que haces y vivir sin tanto ruido”.

Vestido rojo de corte sirena, drapeado en raso, de PRONOVIAS.

En relación a ese “ruido” que menciona, admite: “He aprendido que es importante protegerse. Exponerte demasiado significa dar demasiado espacio a la opinión ajena, y eso, a largo plazo, puede hacerte daño”. Lo que muestra en sus perfiles, según aclara, representa apenas un cinco por ciento de su vida real, y siempre se hace una pregunta antes de compartir algo: “‘¿Esto podría afectarme o malinterpretarse?’ Si la respuesta es sí, prefiero guardármelo”. “Una cosa es ser cercana y otra muy distinta, quedarse expuesta”, revela.

«Mi padre solía decir algo así como que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios, y con los años he entendido lo cierto que es. Prefiero que la gente imagine, especule o incluso invente antes que darlo todo a conocer»

“He tenido la suerte de construir una comunidad maravillosa y prácticamente no conozco el hate, quizá porque nunca he mostrado mi vida en exceso”. Sin embargo, sí le preocupan aquellas personas que buscan hacer daño a base de malinterpretar, sacar la parte negativa o juzgar sin contexto. “Inevitablemente, te acaba afectando. Por eso prefiero protegerme. Al final, elegir qué mostrar y qué guardar también es una forma de tener poder sobre tu propia historia, y eso, para mí, es esencial. Mi padre solía decir algo así como que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios, y con los años he entendido lo cierto que es. Prefiero que la gente imagine, especule o incluso invente antes que darlo todo a conocer”.

Carla lleva jersey de pico en hilo italiano, falda cruzada de satén con detalle de encaje y prenda superpuesta, todo de HUGO BOSS; y joyas de MARINA GARCÍA

“Puedes mostrarte real y humana, pero no hace falta compartir más de lo que se te pide ni exponer lo que pertenece a tu intimidad. Revelar fragilidad no es lo mismo que ser vulnerable públicamente”. Es justamente lo que termina pasando factura a muchos. “A veces lo veo en compañeras que están más expuestas que yo y me da pena, porque muchas son personas auténticas y espontáneas que simplemente han sido naturales frente a una cámara y, aun así, se les busca el fallo. Hay demasiada gente que utiliza nombres conocidos para hacerse viral, y eso lo único que hace es sembrar odio”.

Pese a ello, Carla recuerda: “Somos muy afortunados de poder vivir de algo que nos apasiona, pero también hay mucho esfuerzo detrás. Por culpa de ciertos perfiles que no comunican bien lo que hacemos, nuestra profesión puede percibirse como un ‘vivir del cuento’. Sin embargo, hay muchísima gente que trabaja con rigor, constancia y compromiso, y me gustaría que se viera esa parte. Después, que cada uno juzgue con conocimiento, no con prejuicios”. Lo cierto es que, con o sin motivos, ser influencer se ha convertido en una profesión muy observada, a la par que juzgada, pero la catalana reconoce serlo sin ningún tipo de problema, ya que “es la manera más sencilla de que la gente entienda mi trabajo. Eso sí, en mi caso lo vivo como un negocio muy serio: tengo un equipo, nóminas que pagar, horarios, oficinas, marcas a las que responder y un nivel de exigencia muy alto”.

Vestido corto en mikado con escote palabra de honor de PRONOVIAS; abrigo de pelo negro de MARÍA GOROF; sandalias de FERRAGAMO; y pendientes de MARINA GARCÍA.

En 2025 se cumplen quince años desde que Instagram irrumpió en nuestro día a día, transformando para siempre la manera de comunicarnos. No obstante, ella augura que “su forma actual está muy cerca de colapsar”. “Hay saturación, todo se parece demasiado. Llevo muchos años con la sensación de que esto, de algún modo, puede llegar a un fin”. Aun así, no le preocupa: “Tengo mis planes B y C funcionando desde hace tiempo”.

“Si a ser pija le llamas trabajar doce horas al día para construir lo que tienes, entonces, como diría mi madre, soy la más pija de España”

Y es que, durante trece de esos quince años, la prescriptora ha sido constante, pese a que a veces se confunda el hecho de que la moda sea una prioridad para ella con el haber nacido en una posición privilegiada. Tal y como manifiesta: “No es así. Nunca he sido millonaria, pero sí muy trabajadora. Vengo de una familia humilde, con valores muy sólidos y un enorme sentido del sacrificio. Nadie me ha regalado nada”. Y comenta: “Si a ser pija le llamas trabajar doce horas al día para construir lo que tienes, entonces, como diría mi madre, soy la más pija de España”.

Inspirada por Phoebe Philo, Olivia Palermo, Emma Watson, Naty Abascal… o, como no, por su figura materna, Carla Hinojosa confía en su intuición: “Siempre acierta”. El día de estas fotos solo le faltó enfundarse un traje, la prenda que le hace sentir verdaderamente cómoda, aunque nada sería igual sin la actitud. No faltó. Entre lo profesional y lo personal, orgullosa de haber encontrado a alguien que cree en ella, apoya y disfruta viéndola brillar, está viviendo su sueño: “Me siento la mujer más afortunada del mundo”. No hay duda de que todo sigue fluyendo y ella, al mismo tiempo, influyendo.

Agradecimientos HOTEL INTERCONTINENTAL MADRID
Fotografía OCTAVIAN CRACIUN
Texto MARCO DE PABLOS

El callejero de cualquier metrópolis del mundo, además de orientar, a veces también puede inspirar. Basta con pasear por el madrileño barrio de Las Letras para comprobarlo en primera persona. A pocos metros de ese enclave se encuentra uno de los hotspots más vibrantes y codiciados de la capital, pero para comprender su origen, hay que remontarse a otra ciudad. Una con un ritmo mucho más sosegado, con olor a sal y alma mediterránea. En la calle del Médico Manero Mollá, en Alicante, nació hace años una idea destinada a trascender su esquina. Entre la memoria y el nombre de un facultativo que enfrentó una pandemia y la intuición de dos empresarios adelantados a su tiempo, surgió Manero, un restaurante que hoy redefine el lujo español.

“Manero es un concepto de lujo marca España. Es el lugar donde la música, la comida, la bebida y el interiorismo se encuentran en un ambiente de diversión y placer, generando de forma natural un epicureísmo contemporáneo”, señala Carlos Bosch, quien, junto a Raquel Giménez, está al frente de este espacio, capaz de hacer converger los cinco sentidos nada más atravesar el dintel de su puerta. Para ella, “es la expresión del buen vivir mediterráneo con una sofisticación atemporal. Es ese espacio donde te sientes especial, donde todo está pensado para que disfrutes, pero sin perder la calidez que nos define como españoles”. Ambos conforman no solo la mejor dupla en lo empresarial, sino también en lo personal, y, como tal, saben de lo que hablan. Lo han construido desde sus cimientos.

En 2008, mientras una crisis económica azotaba el país, Carlos abrió El Portal en su “terreta” natal, que fue reconocido durante varios años como el mejor bar de España por la crítica especializada. “Allí creamos una categoría nueva en el mundo de los bares españoles”, recuerda. Tras una década desarrollando ese concepto, vio la oportunidad de crear algo escalable, capaz de representar el lujo de la gastronomía y la hostelería española en un formato que pudiera viajar. Así, en diciembre de 2017, Manero entra en escena con un local ubicado en la vía inicialmente citada.

“Yo me uní al proyecto desde el principio”, recuerda Raquel, y añade: “Carlos y yo realizamos un trabajo de investigación intenso, viajamos por los locales más interesantes de Europa para conceptualizar una marca de lujo española con identidad propia. Mi formación es en comercio internacional, pero gran parte de mi vida la he dedicado a la moda, creando mi propia marca de complementos. Esa sensibilidad por el diseño y la estética fue clave para dar forma a lo que Manero es hoy”.

“La evolución ha sido increíble”, coinciden. En marzo de 2021 inauguraron Manero Claudio Coello, en Madrid, justo cuando comenzó la pandemia. Un año después, en marzo de 2022, llegó Manero Balmis, también en Alicante, un concepto de bar con terraza. En septiembre de 2024 abrieron su “espacio más ambicioso hasta la fecha”, Manero Marqués de Cubas, donde nos encontramos, que combina bar, bistró y club de copas con música. Finalmente, el pasado mes de julio, Campari Bar Manero aterrizó en el Hotel Don Carlos de Marbella. “Cada apertura nos ha enseñado algo nuevo”, concluye Carlos. “Hemos ido refinando el concepto, escuchando a nuestros clientes, pero siempre manteniéndonos fieles a ese espíritu de autenticidad con sofisticación”.

Cuando se les pregunta por su mayor desafío, son contundentes: “Mantener la esencia y el estándar de calidad en cada local. Cuando creces, la tentación es replicar exactamente lo mismo, pero eso no funciona. Madrid es exigente, rápida y cosmopolita. Marbella tiene ese aire internacional pero más relajado, más veraniego. Alicante es nuestra casa, nuestras raíces”. Además, matizan: “La elección de estas ciudades no fue casual. Alicante surgió de manera natural, porque es donde nacimos. Madrid era inevitable si queríamos demostrar que podíamos competir al más alto nivel, mientras que Marbella representa ese lujo mediterráneo internacional que encaja perfectamente con nuestra propuesta”. “Todas estas ciudades tienen algo en común: un público que valora la buena vida, que entiende de gastronomía y que busca experiencias. No buscábamos simplemente crecer por crecer. Queríamos lugares donde Manero tuviera sentido, donde pudiera aportar algo único”, añade Raquel.

Y es que en estos locales nada está ahí por azar. “Son bares como si hubiesen sido creados hace 100 años, de estilos dispares, desde Art Decó hasta neoclásico, y siempre con mucha intervención artística”, explica Raquel. Carlos precisa: “Nos gusta contar historias con los espacios. Queremos que la gente se sienta como en su mejor casa”. Esa narrativa visual convierte cada visita a Manero en algo más que una cena o una copa. Hasta los baños tienen su aquel, con chistes de Chiquito de la Calzada sonando a todo trapo, porque el humor no está exento de formar parte del lujo.

“Buscamos espacios que tengan potencial para contar una historia, para crear una experiencia memorable”, señala Carlos, mientras Raquel apostilla: “Y también miramos el entorno arquitectónico. Nos gustan los edificios con historia, con carácter. Espacios que nos permitan intervenir y crear algo único. No queremos estar en cualquier sitio; queremos estar donde podamos hacer algo especial. Cada Manero tiene una identidad distinta. No hay ninguno que se parezca a otro. Pero todo el mundo sabe que son Manero. Eso es muy difícil de conseguir”. Para ello, cuentan con la ayuda de uno de los mejores: Lázaro Rosa-Violán, con quien colaboran, y a partir de ahí trabajan en equipo. “Viajamos constantemente, compramos piezas únicas, buscamos ese equilibrio entre elegancia y calidez. No queremos espacios fríos”, concluye Carlos.

En el mundo de Bosch y Giménez, la experiencia del cliente es sagrada. “Puedes tener el mejor producto del mundo, pero si el cliente no se siente bien, no vuelve”. Por ello, la calidad de sus propuestas, la atención personalizada y un entorno distintivo constituyen los tres pilares fundamentales de su ADN.

El grupo GastroPortal, matriz de Manero, cuenta ya con más de 300 empleados —200 de ellos en dicho establecimientos— y ha implementado un modelo laboral que rompe con los clichés del sector. Sueldos por encima del mercado, horarios estables, incentivos que pueden elevar el salario hasta un 40% y una cultura de respeto mutuo. “Manero es familia. El equipo, los proveedores, los clientes habituales… todos somos parte de lo mismo”, dice Raquel.

Esa visión humana, combinada con un sentido estético impecable, ha convertido a Manero en una de las marcas más reconocidas del país, con numerosas distinciones a sus espaldas. Pero, más allá de los galardones, la verdadera validación llega de quienes llenan sus mesas noche tras noche, “la mejor publicidad”, según Raquel.

“La competencia te obliga a mejorar, pero nosotros no nos obsesionamos con ella. Nos obsesionamos con hacer las cosas bien”

Desde hace unos años, la ciudad del kilómetro 0 ha visto cómo se multiplicaban día tras día las aperturas de locales gastronómicos, ofreciendo un abanico enorme de posibilidades y propuestas. “No intentamos competir copiando. Hacemos lo nuestro, con nuestra identidad. Nos diferenciamos por la coherencia: lo que prometemos, lo cumplimos. Y por la pasión”, dice Raquel. Carlos asiente: “La competencia te obliga a mejorar, pero nosotros no nos obsesionamos con ella. Nos obsesionamos con hacer las cosas bien”.

Esa manera, nunca mejor dicho, de entender un sector se refleja en cada detalle de su oferta culinaria. Y es que, como bien dice Raquel: “Los clásicos son nuestra base”. Entre sus platos estrella destacan el bocata de calamares, el pepito de ternera, los sazones, los ibéricos o los bikinis, junto a creaciones icónicas propias de su Caviar Bar, que Carlos describe como “todo un desarrollo de bocados”. La coctelería, al igual que los vinos, juega un papel fundamental en la experiencia Manero. “Hemos desarrollado durante estos años un control de unos 50 vinos propios de diferentes zonas de España: blancos, tintos, rosados, hasta vinos naturales, cava y champán. Tenemos la única marca registrada en champán española y desarrollamos nuestros propios ensamblajes”, explican.

Otra de sus novedades es el concepto del Campari Bar, que, como cuenta Bosch, es una idea creada por ellos mismos y “no se trata de ningún patrocinio”, sino de un espacio que fusiona la cultura italiana del aperitivo —con los célebres spritz y negroni— con la esencia del universo que han construido. “Es una barra especial que da valor a dos marcas de lujo en una experiencia más amplia y selecta”, añade.

Con el paso del tiempo, esa coherencia les ha permitido crecer sin perder el rumbo. “Hemos tenido mucha suerte. No creo que nos hayamos equivocado mucho —reflexiona Carlos—. Hemos cometido pequeños errores, sí, pero nos han ayudado a avanzar constantemente, a perfeccionar nuestra oferta. Más que grandes fallos, lo que hemos tenido es una evolución constante: un acierto continuo en la búsqueda de la calidad y el servicio”.

El futuro de Manero se expande sin prisa, pero con ambición. Portugal y Francia asoman en el horizonte, y nuevos conceptos —Manero Café, una tienda delicatessen con servicio de bar;  y Casa Manero, un hotel boutique — prometen ampliar ese universo donde gastronomía, diseño y cultura se funden en un mismo relato.

 “Me gustaría que, cuando alguien piense en disfrutar de la vida, celebrar algo especial o simplemente quiera darse un capricho, piense en Manero”, apunta Carlos, y completa: “Que seamos sinónimo de buen vivir. Y que hayamos logrado expandir ese concepto más allá de España, demostrando que el lujo español tiene su propia identidad, su propia voz.”

De momento, lo están haciendo. Lo que comenzó en una calle de Alicante se ha convertido en una filosofía que trasciende la hostelería, un estilo de vida donde cada detalle importa y cada experiencia cuenta. Un lugar para disfrutar y para recordar. Lo saben, por eso, sentencian: “Si no amas lo que haces, se nota. Y nosotros amamos esto profundamente”.

Fotografía MARIO SIERRA
Texto MARCO DE PABLOS
Estilismo JOSÉ HERRERA
MUAH GABRIEL LLANO

Escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo son tres logros que todo humano debería alcanzar a lo largo de su vida, decía el político, poeta y escritor cubano José Martí. Isabelle Junot (Nueva York, 1991), en sus poco más de tres décadas de existencia, ya ha llevado a cabo dos de esas premisas. Quizás las más difíciles o, a simple vista, las más arduas de conseguir. Aunque, probablemente —y no nos extrañaría—, el hat trick sea una realidad.

Desde 2023 es, junto a Álvaro Falcó, madre de una niña llamada Philippa, en quien confiesa estar ahora mismo “plenamente enfocada”. La pequeña pronto se convertirá en hermana mayor, ya que la pareja espera su segundo hijo, sumando un nuevo capítulo a su vida familiar. Paralelamente, la autora continúa dedicada a su otra reciente gestación, esta vez editorial. El pasado año publicó su primer título, Eat Girl: De la obsesión a la ilusión (Penguin Libros), a través del cual tiene un objetivo: “Lee este libro si estás harta de perseguir tu mejor versión y estás lista para encontrar tu versión favorita”.

Isabelle Junot luce trench negro de THE IQ COLLECTION; vestido de RUBÉN HERNÁNDEZ; y pendientes y anillo, ambos de BVLGARI.

“Quiero ser un ejemplo y ayudar a la gente a sentirse mejor, a vivir de una forma más plena, feliz y sin tanta complicación por la comida”. Ella lo tiene claro. Y es que, si de claridad se trata, Isabelle no deja lugar a dudas. Se define como “alguien bastante normal y amable, interesada por los demás y por seguir aprendiendo siempre”. Se muestra genuina y divertida a partes iguales, algo que ella corrobora. “Me parece muy importante poder reírse de uno mismo, y eso es algo que aplico en mi día a día. Me río de mi misma y entiendo que no soy perfecta. El humor es esencial”, reconoce, al mismo tiempo que puntualiza: “En la vida hay tantas cosas serias… Creo que aportarle un poquito de alegría a todo esto me parece clave. También es mi manera de lidiar con el mundo y con todo lo que me rodea. Es parte de mí, y creo que es fundamental transmitirlo”. Dicho y hecho.

«Me río de mi misma y entiendo que no soy perfecta. El humor es esencial»

La mañana en que se realizó esta producción —en tiempo récord, todo hay que decirlo— se la percibía risueña y desenvuelta con todos y cuantos allí nos encontrábamos. Fue una mañana de septiembre, con el curso recién iniciado, algo que se palpaba en las inmediaciones de la localización elegida. Los políticos volvían a las “aulas” y en los alrededores del Congreso de los Diputados se desplegaba un alto dispositivo policial que dificultó la llegada de Isabelle al número 14 de la calle Marqués de Cubas. Casualidades de la vida, nuestra protagonista ostenta actualmente el título de marquesa de Cubas consorte, un guiño curioso que aportaba al encuentro cierto atractivo. Aunque conviene precisar que ambos títulos son completamente diferentes: el de la vía es de carácter pontificio, mientras que el suyo es nobiliario. Allí se encuentra Bar Manero, uno de los últimos booms gastronómicos en la capital. No es para menos. Se trata de toda una oda al buen gusto, que dejó a Junot y a todos los presentes ojipláticos, quienes la observábamos mientras ejercía de maniquí en muchos de los rincones de este singular restaurante, incluso en sus cocinas.

Y es que no hay mejor lugar para ilustrar la historia de Isabelle, quien desde hace algunos años, y tras haberse formado en ello, también ejerce como coach nutricional. Muchos hemos sido testigos de su paso por las cocinas de un afamado talent show, donde se ganó la simpatía de todos los espectadores. Una experiencia que, como tantas otras, ella misma reconoce que le ha ayudado a llegar hasta aquí. “Cada cosa profesional que he hecho me ha llevado un paso más adelante. Me ha dado a conocer, a compartir mi filosofía, cómo pienso, cómo soy… y poco a poco ha ido abriéndome diferentes caminos”. Aquella vivencia también supuso un empujón decisivo para el lanzamiento de su libro, pese a que en los inicios tuviese alguna duda. “Hay como esa primera parte en la que dices: ‘¿Quién soy yo para escribir un libro?’. Siempre pensé que era algo que haría mucho más adelante, con más experiencia y sabiduría, pero es un proyecto que surgió y me hacía mucha ilusión. Tenía interés y quería ayudar”.

Vestido rojo de silueta ajustada con escote palabra de honor y maxi flor, de RUBÉN HERNÁNDEZ; gafas de AQUAZURRA; y pendientes, collar, pulsera y anillos, todo de BVLGARI.

Vestido de color negro con escote barco y falda de rayas blancas y negras, de THE IQ COLLECTION; zapatos de tacón, de AQUAZURRA; y pendientes, pulsera y anillo, todo de BVLGARI.

Hay como esa primera parte en la que dices: ‘¿Quién soy yo para escribir un libro?’. Siempre pensé que era algo que haría mucho más adelante, con más experiencia y sabiduría, pero es un proyecto que surgió y me hacía mucha ilusión. Tenía interés y quería ayudar

En Eat Girl: De la obsesión a la ilusión, se presenta ante sus lectores como su food freedom bestie (tu mejor amiga para lograr una relación libre y saludable con la comida), además de health coach with a twist. Un twist o enfoque que, en sus propias palabras, consiste en “no ser la típica que te diga cuánto y qué debes comer y qué no tienes que comer para adelgazar”. Tal y como manifiesta: “Quiero ayudarte a comer para que te sientas realmente bien, y no solo para verte bien. Quiero ayudarte a entender qué es lo que funciona para ti y qué no, intentando eliminar esa mentalidad de restringir y hacer dietas”. Aunque matiza: “No voy a decirte: ‘Come lo que quieras, cuando quieras’, porque si fuera así, nadie lo conseguiría tampoco”.

A lo largo de toda la publicación, cobra especial relevancia la denominada alimentación intuitiva, un método en el que el protagonista eres tú. Consiste en “estar presente a la hora de comer. Es una manera de comer sin restricciones, lo que no quiere decir que sea una forma de no tener órdenes, estructuras o preferencias. Todo lo contrario: es una forma de volver a poner ese orden y estructura en tu vida, pero por tu cuenta; empezar a permitirte, escucharte y atender lo que te dice el cuerpo”. “Es complicado, porque puede tardar un tiempo, más aún si has pasado años reprimiéndote o silenciándolo”, añade, y apostilla: “Lo que funciona para uno, no funciona para otro. Se trata de normalizarlo para que no sea un tabú y disfrutar sin culpa”. “Por tomar un poco de chocolate, no tienes por qué castigarte haciendo dos horas de deporte al día siguiente”, explica, subrayando la importancia de aceptar y respetar tu propio ritmo.

Isabelle Junot lleva jersey off shoulder confeccionado en 100% cashmere y pantalón de piel, ambos de MON&PAU; bolso y joyas de BVLGARI.

Isabelle ha estado bajo la mirada de la prensa desde niña. Nadie está exento del qué dirán, pero en su caso la presión siempre ha sido mayor. “Lo poco que he visto no me afecta; no entro en esa trampa. Digo: ‘Ok, next’. Y si hay algo de verdad en lo que dicen, lo acepto y sigo adelante”. Además, también debe enfrentarse a una etiqueta cada vez más popular en ciertos círculos, la de “nepobaby”, que, aunque siempre ha existido, hoy se utiliza con otro tono. Sobre ello, Junot comenta con naturalidad: “Obviamente, soy la hija de mi padre, y eso no lo puedo negar, es parte de mi vida. Pero poco a poco vas construyendo tu propio camino, y la gente te conoce por quién eres y por lo que haces”. No hay duda de ello. Es la protagonista de su propia historia.

“Obviamente, soy la hija de mi padre, y eso no lo puedo negar, es parte de mi vida. Pero poco a poco vas construyendo tu propio camino, y la gente te conoce por quién eres y por lo que haces”

En paralelo, cuenta con un perfil en redes sociales (@isa.healthy.life) que atesora miles de seguidores y le permite continuar difundiendo su filosofía y estilo de vida. A través de él, busca “ser un ejemplo para cualquiera que pase por ahí; que comprendan que la vida no debe desperdiciarse ni limitarse por miedo a engordar o a no encajar”. Sobre el contenido que se muestra en estas plataformas, Isabelle reflexiona acerca de la importancia de “vigilar con qué alimentas tu mente cada día a través de lo que sigues y, si no puedes controlarlo, aprender a gestionar cómo lo absorbes”. Considera que “lo mejor sería que cada uno desarrollara la fortaleza necesaria para no caer en la comparación constante ni en la presión de querer lo que tiene el otro”. Además, destaca la importancia de ser consciente de ese círculo vicioso para poder romper con esa dinámica.

Vestido con escote palabra de honor, de REDONDO BRAND; pendientes, anillo y pulsera, todo de BVLGARI.

Para los jóvenes que atraviesan una situación similar a la que ella vivió, marcada por los atracones de comida, la culpa y la posterior restricción, la ya escritora ofrece un consejo: “Que lean mi libro” —bromea—, y añade con determinación: “Dejar de copiar todo lo que ven en las redes, incluyendo lo que yo comparto. Deben pensar, cuestionarse las cosas y descubrir qué es lo que realmente les hace bien”. Y es que en su propio proceso, llegó a una reflexión decisiva: “No quiero estar a dieta el resto de mi vida”. Entendió que las dietas pueden ser comunes, pero no por ello normales.

Desde hace algunos años, y tras haber recorrido distintas ciudades alrededor del mundo, Isabelle ha encontrado en Madrid su hogar, “el mejor sitio para vivir”. Aquí disfruta de todo lo que ha construido en este último año, guiada por una de sus máximas vitales: “Cuanto más fallas, más aprendes. No hay que tener miedo a fallar”.

Hoy, al mirar atrás, probablemente le cueste imaginar todo lo que ha conseguido. Su recorrido, lleno de retos, aprendizajes y reinvención, le ha llevado a convertirse en el reflejo de su propio mensaje. Y, fiel a su estilo, solo podría resumirlo con una de sus expresiones favoritas: “Alucino pepinillos”.

Vestido mini palabra de honor y bicolor, elaborado en satén a rayas, de THE 2ND SKIN CO.; medias de CALZEDONIA, zapatos de tacón de MAGRIT; y joyas de BVLGARI.

Asistente MUAH SANDRA RUBIO
Asistente de estilismo SAMUEL SANZ
Asistente de fotografía DAVID SANTA CRUZ
Agradecimientos BAR MANERO – MARQUÉS DE CUBAS

En el nuevo número de otoño de FEARLESS, Isabelle Junot se convierte en la gran protagonista de la temporada. Autora, coach nutricional y madre, Junot irradia fuerza y serenidad en un momento de plenitud personal y profesional, tras anunciar hace unas semanas, a través de sus redes sociales, la llegada de un nuevo miembro a la familia que forma junto a Álvaro Falcó.

Desde el emblemático Bar Manero, en pleno corazón de Madrid, la marquesa de Cubas nos invita a descubrir su esencia más auténtica: una mujer que inspira a vivir con equilibrio y naturalidad. Con su libro Eat Girl, ha ayudado a miles de personas a reconciliarse con la comida y con su propio cuerpo desde la sinceridad y la experiencia. “Quiero ser un ejemplo y ayudar a la gente a sentirse mejor, a vivir de una forma más plena, feliz y sin tanta complicación por la comida”, confiesa.

En esta edición, Isabelle personifica la actitud FEARLESS: una mujer que avanza sin miedo y escribe su propia historia, celebrando el poder se ser una misma.

Este otoño, desplegamos un número lleno de historias inspiradoras, moda con carácter y mucho sabor.

La macedonia más exclusiva de la temporada

Relojes y joyas se adentran en un exótico edén frutal, demostrando que los clásicos nunca pasan de moda. Brillantes y destellos se funden con texturas lisas, rugosas y, sobre todo, vibrantes, en un juego de color y lujo que redefine cómo destacar en este nuevo tiempo.

Muriel Romero, la estoica de la danza

Este otoño marca el inicio de nuevos ciclos y transformaciones. Entre ellos, celebramos una nueva etapa para la Compañía Nacional de Danza (CND) con la llegada de Muriel Romero como directora artística, una figura llamada a abrir horizontes en la institución fundada en 1979 por el duque consorte de Alba, Jesús Aguirre.

Nos unimos a ella desde el imponente Museo Universidad de Navarra, una joya arquitectónica firmada por Rafael Moneo, para rendir homenaje a la creatividad, el movimiento y la innovación que definen este nuevo capítulo.

Arcángel revela su mundo en nuestras páginas de Flamenco

Enrique Morente lo descubrió y, desde entonces, Arcángel se ha convertido en uno de los flamencos más audaces de su generación. Llena teatros de todo el mundo, redefine la tradición con cada disco y conserva una libertad artística que lo hace único, como una presencia angelical con los pies y la voz en la tierra.

Carla Hinojosa y su particular “Todo incluido” desde la habitación 516

Carla Hinojosa, acostumbrada desde niña a viajar y a las grandes citas de la moda, ha consolidado su lugar como una de las creadoras de contenido más influyentes de España. Aquella mañana en el Hotel InterContinental de Madrid, rodeada de maletas y el ajetreo habitual de pilotos y azafatos, su destino era la habitación 516, donde, como iconos del cine antes que ella, se transformó en protagonista de un ensayo de moda. Vestida con plumas, telas vaporosas y satinadas que realzaban su figura, Carla se adueñó del espacio durante unas horas, bajo la consigna: ¡Por favor, no molestar!

Fernando Ojeda, el hombre capaz de mover montañas

Desconocemos si su color favorito es el verde, pero hoy es la tonalidad que impregna su día a día y lo acompaña en cada paso. Hace ya tiempo que Fernando Ojeda decidió predicar con el ejemplo, sobre todo para inculcar a sus hijas los valores que defiende. De ahí nació (R)Forest Project, una iniciativa con la que apostó todo al verde y, como suele decirse, a hacer de este mundo un lugar mejor.

Los López-Chicheri desde su propia plaza: el renovado Santiago Bernabéu

Uno de los puntos álgidos que la mayoría de los turistas anotan en su itinerario al visitar Madrid es el estadio Santiago Bernabéu, un lugar que también despierta emociones y frustraciones a partes iguales cada vez que el club merengue disputa uno de sus partidos. Esas mismas emociones debió sentir Tristán López-Chicheri el día que supo que él, junto con su estudio L35, sería el encargado de su renovación. Y esas emociones, sin duda, se mantuvieron a lo largo de todo el proceso, hasta hoy, cuando vuelve a poner un pie en el campo para compartir todo lo aprendido y detallar esta ambiciosa gesta que, como el Real Madrid, ya es historia.

David Morago: una historia de transformación y renacimiento

Hay momentos en la carrera de un artista que no solo redefinen su obra, también su esencia. “Glitch” es uno de
ellos. En este proyecto, concebido en exclusiva para Solo Contemporary y expuesto en la capital desde octubre, David Morago rompe con su pasado y da paso a una nueva era artística en un mundo que no se detiene.

La manera de hacer Manero, el hotspot más codiciado

Entre la memoria de una calle alicantina y el pulso cosmopolita de Madrid, Carlos Bosch y Raquel Giménez han
levantado un imperio sensorial llamado Manero. Juntos han logrado redefinir el lujo español, marcando tendencia dentro y fuera del país.

La PENÚLTIMA CENA by MANERO

Manero volvió a demostrar su dominio en el arte de recibir. En una noche reservada para los más cercanos, el local reunió a un grupo de fieles adeptos que, con los años, se han convertido en parte de su historia. En una de las esquinas, una mesa se cerró al mundo cuando corrieron las cortinas: comenzaba una cena en petit comité. Mariscos, caviar y otras especialidades desfilaron con la precisión y el gusto que definen la casa. Todo salió a pedir de boca, con esa manera inconfundible que solo ellos dominan.

Luís Alfonso de Borbón pone las cartas sobre la mesa

El Duque de Anjou recorre su historia personal, su relación con la monarquía y la fe, así como los proyectos con los que busca transmitir valores y tradiciones. Su voz construye un puente entre pasado y modernidad, mostrando cómo vive en coherencia con la herencia que le precede.

El jaque mate de Karla Sofía Gascón y Lázaro Rosa-Violán

Más de 200 invitados, ataviados de blanco y negro, dieron vida el pasado mes de julio a un gran tablero de ajedrez humano durante la inauguración del nuevo showroom de Keramikos, firma líder en materiales de alta gama para proyectos de arquitectura e interiorismo. El espacio se transformó en el escenario de una de las fiestas
más artísticas de la temporada, que contó con Lázaro Rosa-Violán y Karla Sofía Gascón, el artista y su musa, como maestros de orquesta.

Como en toda buena partida, no faltó el juego, la bebida —con especial protagonismo del tequila, cortesía
de 1800 Tequila—, y un ambiente en el que la estrategia, el arte y el azar convivieron en armonía. Una noche en la que el destino movió sus fichas con astucia… y donde el diseño, una vez más, se anotó un jaque mate.

Por MARCO DE PABLOS

En ocasiones, las grandes ideas nacen en los momentos más cotidianos. Así ocurrió con Galatea, una firma de joyas que tomó forma en casa de una abuela, entre meriendas y recuerdos que huelen a infancia. “Estábamos merendando y hojeando viejas fotografías familiares cuando encontramos una imagen de Clara, de pequeña, vendiendo las joyas de nuestra abuela en un mercadillo del pueblo. A partir de ahí surgió la conversación: ¿y si unimos fuerzas para crear algo juntos?” Esa fue la pregunta que, hace ya algunos años, se hicieron Clara y Arturo Ranz, dos hermanos que hoy también son socios, unidos por una visión común convertida en realidad. La intuición no les falló.

Ser hermanos, ser socios

Su historia no se entiende el uno sin el otro, como la vida misma. Clara es heredera del gusto y el saber hacer de su abuela diseñadora, mientras que Arturo, quien con apenas 16 años ya gestionaba tiendas online y veía en el e-commerce un terreno fértil para construir algo propio, domina con soltura los hilos invisibles de la red. “Lo que más nos movía en ese momento era la ilusión. Queríamos emprender, crear algo desde cero, algo que nos representara y con lo que nos sintiéramos identificados. Fue una decisión muy impulsada por nuestras ganas, por la confianza en nuestras capacidades y, sobre todo, por la emoción de continuar con un legado familiar”.

De esta forma, Galatea entra en escena. Joyas que no se dejan arrastrar por la urgencia de las tendencias, sino que apuestan por la calidad, el diseño y producción Made in Spain, y la atemporalidad, manteniéndose fieles a los principios y valores de sus creadores. Unos valores que, en ocasiones, no han sido idénticos, porque emprender en familia también tiene sus luces y sus sombras.

«Queríamos emprender, crear algo desde cero, algo que nos representara y con lo que nos sintiéramos identificados»

Aun así, la confianza fue siempre el punto de partida. “Sabíamos que formábamos un buen equipo”, aseguran. Aunque no todo fue fácil. Al principio convivían y trabajaban juntos, sin apenas fronteras entre lo personal y lo profesional. “Nos costó encontrar ese equilibrio, pero con el tiempo aprendimos a separar ambos mundos. Hoy entendemos perfectamente cuándo somos hermanos y cuándo somos socios”.

“Nunca dejamos de confiar en nuestra capacidad ni en la visión que teníamos para Galatea”, recuerdan ambos. Y eso que no fueron pocas las voces que les advirtieron de los riesgos de emprender, especialmente a su edad. “Lo más difícil ha sido lanzarnos a este proyecto completamente solos, sin un equipo detrás ni un colchón económico que nos respaldara”. Desoyeron las advertencias y siguieron adelante. Hoy, echando la vista atrás, tienen claro cuál ha sido su mayor logro: “Honrar el legado de nuestra abuela. No hay mayor satisfacción que verla feliz y orgullosa de lo que estamos consiguiendo”.

Un futuro diseñado a base de pasado

Las reminiscencias hacia su infancia y la huella imborrable de la familia siempre han estado presentes, incluso en el propio nombre del proyecto, inspirado en la yegua que Clara montaba durante su niñez. Un ADN tejido con mimo, que ha alcanzado el éxito gracias a “una propuesta de valor clara, una estrategia de marca muy cuidada y un profundo conocimiento del entorno digital”. “Apostamos desde el primer momento por un modelo digital y por apoyarnos en perfiles con gran influencia en redes sociales”, comenta. Su última colección lo demuestra.

Saona Collection” vio la luz hace apenas unas semanas. Es la gran apuesta de la firma para este verano. La colección la componen 17 piezas exclusivas que combinan el oro, la plata y una cuidada selección de minerales preciosos. Tal ha sido su acogida que en muchos de los diseños ya reza el cartel de sold out. Rocío Laffón, Lucía Poyan y la propia Clara, quien acumula más de 120 mil seguidores en redes sociales, han sido las protagonistas, junto a las joyas, de la campaña más reciente. Una elección que refuerza el compromiso de la marca por adaptar su producto y su narrativa a la era digital.

De izquierda a derecha: Rocío Laffón (@rochilaffon), Clara Ranz (@clararnzz) y Lucía Poyan (@luciapgg).

En colecciones anteriores se han sumado otros rostros como Lola Lolita o Aitana Soriano, perfiles considerados “clave para amplificar el mensaje y los valores de Galatea”. Porque, como explican: “No se trata solo de alcance, sino de afinidad. Buscamos colaboraciones con creadoras que realmente conecten con nuestra esencia y compartan una forma auténtica de comunicar.” “Más que colaboraciones, buscamos relaciones a largo plazo con embajadoras que puedan crecer con nosotros”, concluyen.

«Lo más difícil ha sido lanzarnos a este proyecto completamente solos, sin un equipo detrás ni un colchón económico que nos respaldara»

Una propuesta sólida, coherente y con un futuro prometedor, lleno de objetivos claros. Desde consolidar su canal online hasta lanzar una línea de productos personalizables y explorar su entrada en marketplaces o canales físicos seleccionados. Todo ello con el fin de convertir Galatea en una experiencia cargada de significado. No les costará lograrlo, pues, como suele decirse, nunca hay que olvidar quién eres y de dónde vienes, y ellos no lo han hecho.

Entrevista CARLOTA LÓPEZ-CHCHERI

Fotografía JUAN CARLOS VEGA

Agradecimientos GRAN HOTEL INGLÉS

Desde que era niña, Eva Longoria supo que el diseño formaría parte de su vida. Con un padre arquitecto y una madre diseñadora de interiores, aprendió a observar el mundo a través de los espacios. Hoy, tras más de tres décadas en Rockwell Group, Eva no solo ha dejado su huella en proyectos icónicos alrededor del mundo —como el JW Marriott Madrid o The Prince Gallery en Tokio—, sino que también ha construido una filosofía creativa basada en la empatía, la narrativa y el trabajo colaborativo. 

Eva, tu relación con el diseño comenzó desde muy pequeña gracias a la influencia de tus padres. ¿Qué recuerdos de esa infancia crees que despertaron tu sensibilidad hacia los espacios?

Mi padre era arquitecto y mi madre, diseñadora de interiores. Desde pequeños, cada vez que viajábamos, siempre estábamos observando la arquitectura, los espacios interiores, el arte y, por supuesto, visitando museos. Los domingos eran sagrados para ir a los museos; era una costumbre que mi padre no perdonaba.

Experimentar los lugares a través del diseño—ya fuera un restaurante con carácter o una vivienda bien pensada—fue algo que marcó profundamente mi manera de entender el mundo.

De niña pensaba que quería ser veterinaria (quizá por eso tengo tanta conexión con mi perro), pero pronto me di cuenta de que no podría enfrentarme al sufrimiento de un animal. A partir de ahí, lo de dedicarme a la arquitectura y al diseño fue casi natural. Nunca me lo cuestioné: simplemente supe que ese era mi camino.

Elegiste estudiar en Parsons, una escuela con una gran reputación. ¿Qué te llevó a tomar esa decisión y cómo impactó esa etapa en tu forma de entender el diseño?

Mi padre había estudiado y trabajado en Estados Unidos y fue él quien más me animó a seguir ese camino. Fui a visitar Parsons y me enamoré al instante: de la universidad, de la ciudad, y de toda la experiencia de descubrir el diseño a través de la mirada urbana.

«Experimentar los lugares a través del diseño fue algo que marcó profundamente mi manera de entender el mundo»

Además, tenía un amigo muy cercano, David Belle (de Beyer Blinder Belle), que fue clave en ese momento. Él me animó a solicitar unas prácticas en Rockwell Group, y eso marcó un punto de inflexión en mi trayectoria.

Después de tener tu propio estudio durante una década, decidiste volver a Rockwell Group. ¿Qué te impulsó a regresar? ¿Qué cambió en ti durante ese tiempo fuera?

Cuando dejé Nueva York y volví a la realidad de dirigir mi propio estudio, entendí que trabajar en Rockwell Group era una oportunidad para trabajar con clientes y proyectos increíbles. Tener mi propio estudio era fantástico, pero los proyectos eran de una escala diferente. 

Ya son más de 30 años dentro de Rockwell Group. En este recorrido, ¿qué has aprendido de ti misma como profesional y como persona?

Siempre quiero aprender de otras personas y me encanta la idea de estar rodeada de gente más talentosa que una misma y que te reta constantemente. Es muy inspirador ver cómo llegan jóvenes arquitectos y diseñadores al estudio con la misma pasión por el diseño que yo tengo.

«Es muy inspirador ver cómo llegan jóvenes arquitectos y diseñadores al estudio con la misma pasión por el diseño que yo tengo»

Hoy en día, cuando empiezas un nuevo proyecto, ¿qué es lo que más te inspira? ¿Notas que esa fuente de inspiración ha cambiado a lo largo del tiempo?

Lo que me inspira sigue siendo lo mismo de siempre: investigar y escuchar al cliente y a las personas que van a utilizar los espacios que diseñamos. 

¿Cómo definirías tu enfoque personal al diseñar un espacio? ¿Hay algún principio o valor que nunca estás dispuesta a comprometer?

Nunca diseñamos algo por diseñarlo. Cada elemento de un proyecto tiene que estar conectado con la narrativa general, con la historia que estamos tratando de contar y la sensación que queremos que el cliente o la audiencia se lleven. 

Has trabajado en lugares tan distintos como Madrid o Tokio. En proyectos como el JW Marriott Madrid o The Prince Gallery Tokyo, ¿cómo lograste adaptar la esencia de Rockwell Group a contextos culturales tan diversos?

No tenemos un estilo propio ni seguimos tendencias. Nuestro objetivo para cada proyecto es crear una historia tan rica y con tantas capas como una obra de teatro,  y dar forma física a esa historia utilizando todos los recursos y colaboraciones posibles.

«Nuestro objetivo para cada proyecto es crear una historia tan rica y con tantas capas como una obra de teatro»

El contexto es esencial en cada espacio que diseñamos. Siempre empezamos dedicando tiempo al cliente para comprender el trasfondo del proyecto y su intención. Necesitamos analizar cada elemento contextual: el lugar, la historia, la cultura, el cliente y, especialmente, el momento en el que se desarrolla el proyecto.

Mirando hacia atrás, ¿hay algún proyecto que consideres especialmente significativo o transformador para ti?

El hotel JW Marriott en Madrid, inaugurado en 2023, fue un proyecto muy importante para nosotros, que exigió una forma de diseñar profundamente inmersiva. Tiene una narrativa muy potente. Ubicado en la Plaza de Canalejas, en pleno distrito Centro de Madrid, es el primer establecimiento de la marca JW Marriott en España. El proyecto consistió en la rehabilitación de un edificio histórico.

La propuesta para Madrid se concibió como un oasis de calma en contraste con la energía vibrante del centro de la ciudad y su enorme riqueza cultural. Todo el hotel transmite una sensación residencial, desde el vestíbulo hasta las zonas comunes y las habitaciones. Una paleta cálida y neutra marca el tono en todos los espacios, restauramos y pusimos en valor varios elementos originales del edificio histórico.

Estamos en el Gran Hotel Inglés de Madrid, un espacio que diseñaste junto a tu equipo. ¿Qué significa para ti este proyecto en particular? ¿Qué destacas de él?

Fue nuestro primer hotel importante en Madrid y fue increíble porque era el segundo hotel más antiguo de la ciudad, inaugurado en 1886, su estado era de abandono. Así que fue muy gratificante devolverlo a su esplendor. Desarrollamos una relación muy cercana con el cliente, Hidden Away Hotels, y hemos diseñado dos hoteles más para ellos: Posada Terra Santa en Mallorca y Seda Club en Granada.

Liderar un equipo creativo no es tarea fácil, especialmente en un entorno exigente como este. ¿Cómo es tu estilo de liderazgo y qué buscas fomentar en tu equipo?

Intento animar a nuestro equipo a ser curioso y abierto y a buscar inspiración en todas partes. 

Y por último, si miras hacia el futuro… ¿Qué legado te gustaría dejar, tanto dentro de Rockwell Group como en el mundo del diseño en general?

Me gustaría dejar un legado de amabilidad y alegría en el diseño. Me encanta venir a trabajar cada día. La oficina se siente como una gran familia y disfrutamos de lo que hacemos. Creo que eso se refleja en el trabajo que desarrollamos y, a su vez, genera experiencias únicas y llenas de alegría para los demás.

Fotografía ROBERTO MAROTO
Las inclemencias meteorológicas —bochorno incluido— parecían querer aguar, una vez más, esta nueva entrega de ‘La familia que eliges’. Pero no, no nos iban a detener. Era la noche de San Juan y, entre el calor y la amenaza de tormenta, un verdadero oasis se abría paso en casa de Germán Álvarez, cofundador, junto a José Manuel Fernández, también presente, del estudio Cuarto Interior. Hasta allí llegó Sofía Bono, acompañada por Gala, una de sus inseparables, que no tardaría en encontrarse con otro de su misma especie.

Nos abre las puertas de su casa Germán Álvarez, director creativo del estudio de interiorismo Cuarto Interior. También nos espera José Manuel Fernández, director ejecutivo y cofundador del estudio, ese otro pilar sin el cual la firma no tendría el mismo pulso ni el mismo genio. Juntos dan forma a un sello que ha sabido conquistar con estilo propio y una visión muy afinada del diseño.

Ese día, cruzar el umbral de su hogar era como colarse en una de esas míticas series familiares americanas, donde todo parece fluir con una naturalidad entrañable: niños correteando, perros observando y una atmósfera donde lo doméstico se mezcla con lo creativo. En un frondoso jardín, presidido por una imponente piscina, nos recibe para dar rienda suelta a una larga conversación sobre el pasado, el presente y el futuro —en lo profesional, en lo personal y, cómo no, también en lo animal.

¿Recuerdas ese momento en el que sentisteis que la arquitectura —o el interiorismo— era más que una carrera, casi una forma de estar en el mundo?

Sí, desde el principio entendimos el interiorismo como una manera de crear experiencias, no solo espacios. Es una forma de mirar y habitar el mundo, de cuidar los detalles que hacen que un lugar tenga alma.

¿Cómo nació Cuarto Interior? ¿Hubo alguna experiencia, quizás inesperada o incluso difícil, que os llevó a tomar la decisión de crear vuestro propio estudio?

Nació de una necesidad natural de independencia creativa. Queríamos un espacio donde diseñar desde la emoción, sin filtros, con libertad. Empezamos desde cero, con muchas ganas y pocos medios, pero con una visión clara.

Trabajar mano a mano con otra persona puede ser un arte en sí mismo… ¿Qué habéis aprendido el uno del otro en este camino que compartís, dentro y fuera del estudio?

A confiar. Y a saber que el otro siempre ve algo que tú no estás viendo. Esa diferencia es lo que enriquece todo.

Germán, estamos haciendo esta entrevista en tu casa. ¿Cuánto de tí y de vuestro estudio hay aquí? ¿Cómo describirías su estilo?

Mucho. Esta casa es un reflejo íntimo de lo que hacemos en el estudio: calidez, armonía y carácter. Es sobria, con alma y con historia.

 ¿Tienes algún objeto, rincón o pequeña colección que te recuerde quiénes sois más allá del trabajo?

Sí, hay piezas que hemos traído de viajes, libros marcados, objetos que nos acompañan desde hace años. Pequeñas cosas que nos conectan con lo esencial.

¿Qué significa para ti abrir las puertas de tu casa? ¿Qué hay detrás de ese gesto de recibir?

Es compartir una parte muy personal. Es dejar entrar a alguien en lo que somos, no sólo en lo que hacemos.

¿Pensaste este hogar como un lugar para celebrar la vida con otros, para crear recuerdos? ¿Hay alguna reunión o celebración aquí que haya dejado una huella especial en ti?

Sí, es una casa para vivirla. Hemos celebrado momentos muy especiales, cenas improvisadas que se alargan. Recientemente celebré mi cumpleaños y fue un momento que quedó grabado como historia de esta casa.

¿Qué representa para vosotros vivir con animales? ¿Qué os enseñan sobre lo cotidiano o el amor?

Lo cambian todo. Nos enseñan a estar más presentes, a bajar el ritmo y a disfrutar de lo simple.

¿Qué rol juegan ellos en esta casa?

Son los jefes. Se adueñan del sofá, marcan los horarios y siempre saben dónde está el mejor rincón del día. Nosotros solo intentamos seguirles el ritmo

¿Creéis que su presencia ha influido en la forma en que pensáis los espacios y los diseños? ¿Cómo los veis?

Muchísimo. Nos recuerdan que un espacio debe ser vivido, no sólo admirado. Diseñamos pensando también en ellos. Son familia. Y también maestros en muchas cosas que olvidamos por la prisa.

¿Qué viene ahora para Cuarto Interior?

Seguir creciendo sin perder lo esencial: crear lugares que emocionen, que cuenten una historia, que dejen huella. Porque, al final, de eso se trata: dejar huella. Y ellos lo han conseguido.

Fotografía ROBERTO MAROTO
Texto KATY MIKHAILOVA & MARCO DE PABLOS
Estilismo FRAN MARTO

Cuando ya no se trata de empezar, sino de expandirse sin límites, cual renacer de la Venus de Milo, criatura de las mil vidas y verbo sin filtro, Karla no regresa a nada. Porque lo suyo no es volver, sino incendiar el camino mientras avanza. En esta entrevista habla del dolor como color, del alma como destino y de la gloria como un sabor que se aprende tarde. Su historia no se mide en kilómetros recorridos, sino en verdades conquistadas. Y hoy, desde su propio infinito, nos deja mirar.

Hay personas que nacen dos veces. Karla Sofía Gascón lo hizo delante de todos. De la cámara, de la prensa, del público. Su transición fue un acto de valentía, sí, pero también de coherencia. Y en un mundo donde todo se disfraza, Karla se desnudó. No solo cambió de nombre, de cuerpo, de voz: cambió de narrativa. Y al hacerlo, desmontó la que nos contaron a todos.

Premiada en Cannes por su papel en Emilia Pérez, Karla ya no necesita presentaciones. Pero sí merece preguntas. No las de siempre. No las que se responden con titulares. Sino las que se responden con alma.

Hay trayectorias que se construyen sobre la marcha. Otras, sobre la herida. Ella lo ha hecho sobre la explosión. La suya es una historia de quiebre, de renacimiento, de combate contra sí misma y contra un mundo que a veces aplaude, a veces caricaturiza, y casi nunca escucha.

Actriz de raza, temperamento españolísimo, verbo afilado, y una presencia que lo llena todo sin pedir permiso. Karla es una mujer que ha hecho del riesgo su forma de estar en el mundo. Una figura incómoda para los dogmas, fascinante para la ficción, real para quien sepa mirar más allá del titular.

Hablamos con ella no para entenderla —sería demasiado fácil reducirla a una categoría o simple entrevista—, sino para permitirle desplegarse. Desde su infancia hasta la alfombra roja. Desde la furia hasta la fe. Desde el grito hasta el ruido del silencio.

“Quien no es de este mundo no puede revelarse, pues si se supiera quién soy realmente, no podría caminar sobre esta tierra. Así que dejémoslo en ‘un ser de luz en la oscuridad del vacío’”. Con esa definición enigmática y poderosa, se presenta a sí misma Karla Sofía Gascón. Ya convertida en una de las grandes efigies de nuestro tiempo, este reconocimiento le ha valido precisamente el galardón en la categoría de Icono en la cuarta edición de los Premios Mujer FEARLESS.

Pero hasta llegar a este punto, Karla ha tenido que recorrer un camino que dista mucho de ser de rosas; ha sido, más bien, un sendero lleno de espinas con muchas de las cuales aún debe lidiar. “Yo nací del todo y todo soy, por lo tanto, nací antes que mi propio cuerpo”, sentencia instantes antes de iniciar una conversación que no solo reforzará la imagen que otros tienen de ella, sino que también engrandecerá el legado que la ha convertido en lo que es hoy: una mujer con talento y sin miedo.

Vestido capa plisado en tono dorado de MAN’S y pendiente de IN MADRID.

FEARLESS: ¿Quién fue Carlos, quién es Karla y qué hay de uno en la otra, si me permites ahondar en este tema?

Karla  Sofía Gascón: Fue una fracción de mí en desarrollo, una experiencia que me permitió entender cierta parte del ser humano. Al igual que Karla, realmente solo son un vehículo para la propia evolución de mi ser.

F.: ¿Te pesa más el pasado o el futuro?

K.S.G.: Cuando alguien mira una fotografía de su infancia, sabe que estaba ahí, pero no se reconoce. El pasado es solo el camino para llegar al ahora; el futuro no existe, es solo un compendio de permutaciones y variaciones con las cuales especulamos. Ni me pesa uno ni me angustia el otro, aunque tengo un sistema matemático mental que me permite casi rozar la videncia, el tiempo siempre me sorprende.

Lo que sí sé es que estamos en un momento de retroceso, como tantas veces en la historia de la humanidad. Mi esperanza es que sirva, cuanto menos, para tomar impulso y llegar más lejos cuando este periodo acabe.

Fue en esa infancia de la que habla cuando percibió, por primera vez, que había algo que no le permitía ser ella misma: “A los cuatro años supe que había algo que me impedía expresarme y comportarme como realmente era. Me daba mucha rabia cuando me decían que me comportaba como una niña, y eso hizo que, por ejemplo, cada vez que me confundían con una niña al ir a comprar, me irritara aún más, porque era algo que se suponía que estaba mal”.

F.:¿Qué imagen de ti te gustaría borrar? ¿Y cuál enmarcarías en una casa sin paredes?

K.S.G.: Borraría la imagen del doctor que me pinchaba testosterona porque le pareció que no me estaba desarrollando lo suficiente como un hombre, y le recomendó a mi madre el uso de ello en mi cuerpo. Una tristeza.

Enmarcaría el día que me otorgaron la Orden de las Letras y las Artes del Ministerio de Cultura de Francia. El día que la ministra me lo dio en su despacho.

F.: ¿Qué le dirías hoy a la Karla de 11 años, si te la cruzaras en una calle de Alcobendas?

K.S.G.: Te va a doler, pero aguanta.

F.:¿Quién fue la primera persona que te miró y te vio de verdad?

K.S.G.: Mi mujer, con 18 años.

«El entender otras vidas me ha hecho, indudablemente, más libre»

Su nombre comenzó a resonar a nivel mundial el año pasado gracias a su papel en Emilia Pérez, una interpretación que le valió la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes y nominaciones como Mejor Actriz en los Globos de Oro, los BAFTA, los Critics Choice Awards, los SAG e incluso en los Premios Oscar, haciendo historia en una industria que, tal como ella misma señala, sigue mostrando una doble cara.

Vestido en tono marrón de JOHANNA CALDERÓN; brazalete dorado de LUXENTER; pendientes dorados circulares de MICHAEL COSTELLO; y zapatos de tacón negros de MAGRIT.

F.: ¿Qué sentiste en Cannes cuando escuchaste tu nombre?

K.S.G.: En realidad, el momento más hermoso fue unos días antes, cuando sentí que eso iba a suceder: es una especie de alineación perfecta con el todo, como si te llenaras de energía y de paz. El anuncio de mi nombre solo fue una liberación de emociones.

F.: ¿Crees que la industria premia más a la historia que al talento?

K.S.G.: Creo que la industria baila al son del baile que toca. Creo que se nos llena la boca de arte y libertad, pero, a la hora de la verdad, hay tanto miedo como dinero puesto encima de la mesa. Cada vez se escucha menos: “por amor al arte”.

F.: ¿La actuación te ha salvado o te ha hecho más vulnerable?

K.S.G.: Todo lo que soy como ser humano se lo debo a la actuación. El entender otras vidas me ha hecho, indudablemente, más libre, más rica.

La evolución consiste en aprender los unos de los otros y crecer con ello. Imagina lo mágico que es experimentar el sufrimiento y las alegrías de muchos en una sola vida. 

F.: ¿Qué parte de ti todavía duele cuando se apagan las luces?

K.S.G.: Me duele el silencio impuesto y autoimpuesto.

F.: ¿Te has perdonado?

K.S.G.:No tengo nada que perdonarme, porque todo lo que hago tiene un sentido que va más allá de lo que a mí me apetece. Jamás he hecho daño a nadie a propósito.

Karla Sofía Gascón luce body negro de SPANX; vestido también en color negro de MICHAEL COSTELLO; pendientes negros con cristales de ANTON HEUNIS; y zapatos de tacón de MAGRIT.

Fue durante esa temporada de premios cuando la polémica comenzó a acechar su sombra, arrebatándole parte de lo que tanto le había costado construir y reduciendo sus posibilidades de alzarse con la estatuilla, a pesar de una actuación “sublime”, como ella misma la define.

F.: ¿Hay libertad real en el cine hoy?
K.S.G.: No. Cada vez menos.

F.: ¿Cuántas veces has tenido que fingir ser lo que esperaban de ti para no quedarte fuera?
K.S.G.: Toda la vida. Hasta cuando creí que ya había acabado con eso, resulta que «todo Cristo» opina sobre cómo debo comportarme o lo que tengo que hacer con mi vida, y eso condiciona, aunque lo rechaces.

F.: ¿Qué opinas de lo “woke”? ¿Es liberación o nueva censura?
K.S.G.: Hay un control total sobre las masas, y el máximo control se ejerce haciéndoles pensar que tienen el control, cuando en realidad son simples individuos manipulados.

F.: ¿Qué te cansa más: el machismo soterrado o la condescendencia progresista?
K.S.G.: Me cansa la falta de ecuanimidad, la falta de balance y equilibrio, los extremos, y ver a la banda repetir todo como loros, sin ningún tipo de análisis previo.

«Se nos llena la boca de arte y libertad, pero, a la hora de la verdad, hay tanto miedo como dinero puesto encima de la mesa»

F.: ¿El éxito te ha traído más soledad o más ruido?

K.S.G.: El éxito lleva de la mano la envidia, sobre todo cuando vienes desde abajo. Nadie tolera que un igual triunfe, por mucho que te aplaudan de cara a la galería.

F.: ¿Te molesta que te conviertan en símbolo?
K.S.G.: Me molestan todas las estúpidas mentiras que se han dicho sobre mí. La gente opina en base a las valoraciones, criterios, interpretaciones, manipulaciones y titulares que otros hacen. No conozco a nadie que me haya escuchado decir ninguna de las cosas que me atribuyen pero, según les interesa, me aplican una cosa y la contraria al mismo tiempo. Si les viene bien, me llaman “progre”; si les viene mal, “de derechas”.

Pareciera que muchos intentaran acoplarme todo lo malo que ellos consideran como tal, para poder odiarme “justamente”. A mí me hace gracia esa transfobia camuflada de buenismo, moralidad y justicia divina.

Yo solo les dejo un recado a quienes me insultan o me ponen adjetivos negativos: eso lo serás, o lo habrás dicho tú y tu madre. Siendo fina.

F.: ¿Con qué papel soñado te reconciliarías con todo tu camino?
K.S.G.: Haciendo de villana que quiere acabar con el mundo en una película de James Bond.

Ahora, se encuentra inmersa en el rodaje de su más reciente proyecto, Trinidad, que se está filmando en Canarias y donde comparte protagonismo con Paz Vega y Gabriela Andrada. Karla Sofía Gascón confiesa que jamás se había encontrado con un equipo técnico y artístico tan respetuoso, lo que le ha permitido sentirse verdaderamente libre, vista y valorada. Agradece con especial cariño a su productora Silvia, así como a sus directores Laura y José, cuya profesionalidad y sensibilidad han marcado una experiencia profundamente enriquecedora tanto a nivel personal como profesional.

Ese contraste entre el cuidado recibido en dicho set y la crudeza con la que percibe el mundo se refleja en su mirada profundamente honesta. Karla responde con una mezcla de ironía y melancolía cuando se le pregunta a qué huele el cielo: “a tampones”, dice sin filtro. La gloria, en cambio, la asocia al champán efervescente y fugaz. Colorea la vergüenza de morado, el amor que no se puede nombrar de rojo ni el dolor de negro. Reconoce haber amado con miedo, pero nunca haber sentido un amor incondicional hacia ella. La palabra “tweet” le resulta insoportable —llegados a este punto, ¿a quién no?— y confiesa que su mayor miedo es perder a los seres que ama, algo que aprendió que ocurre sin previo aviso.

No hay molde que la contenga, ni cuerpo que la limite. Karla es verbo en expansión, furia quieta, belleza rota, una Venus sin brazos que aprendió a abrazarse desde dentro. No vino a buscar redención, vino a reclamar su forma. Entre ruinas y gloria tejió su verdad con carne y palabra. No es símbolo ni estatua: es el infinito hecho mujer.

Maquillaje SANDRA MORENO x HARPO MAKE UP SCHOOL
Peluquería CRUZ CONDE x HARPO MAKE UP CHOOL
Asistente de estilismo NATALIA MUÑOZ
Asistente de fotografía NEREA PADILLA
Agradecimientos TEATRO MAGNO