El lujo más salvaje del mar vuelve a las mesas del Grupo La Máquina. Desde el 8 de octubre y hasta agotar existencias, los restaurantes del grupo celebran la Jornada del Percebe Gallego Terciado, un tributo al producto, al oficio y al sabor más puro del Atlántico.

Un viaje directo desde las costas gallegas

Recolectados a mano por percebeiros gallegos en los acantilados más bravos del Atlántico, los percebes llegan a Madrid y Málaga para convertirse en los protagonistas absolutos de esta cita. Cada pieza encierra una historia de valentía, tradición y respeto por el mar.

Su textura firme, sabor salino y aroma a océano resumen la esencia de Galicia en un solo bocado: pura naturaleza servida en la mesa.

Una experiencia gastronómica exclusiva

Durante estas semanas, todos los establecimientos del grupo —La Máquina Jorge Juan, Caleido, Original, Chamberí, La Moraleja, Casa Narcisa, Casa Nemesio, El Jardín de La Máquina, La Parrilla, Puerta 57 y el recién inaugurado La Máquina Málaga— incorporan a su carta una selección limitada de percebes terciados, capturados en pequeñas cantidades y ofrecidos a un precio especial de 13 €/100 g (IVA incluido).

Una propuesta que refuerza la apuesta de La Máquina por la excelencia del producto, la tradición y la autenticidad.

Un homenaje al mar y a sus héroes

“Traer el percebe gallego auténtico a nuestras mesas es una forma de celebrar el mar y a sus héroes”, señalan desde la dirección del grupo. Desde 1982, La Máquina ha convertido la calidad, la tradición bien entendida y la hospitalidad en su sello distintivo. Cuatro décadas después, sigue siendo un referente gastronómico que honra el origen y el oficio.

Un lujo efímero: solo hasta agotar existencias

La Jornada del Percebe Gallego estará disponible hasta fin de existencias, dependiendo de las mareas y del caprichoso Atlántico. Una cita imprescindible para los amantes del producto y una excusa perfecta para saborear el mar en su estado más puro, sin salir de Madrid ni de Málaga.

El pasado 29 de septiembre, Callao24 vivió una velada gastronómica especial con “El Incomprendido: Pablo Ortega”, el primero de una serie de encuentros organizados por el Grupo Jhosef Arias vinculados a sus cervezas propias, Incomprendido y Supérame. La cita celebró la cocina criolla de raíz, ofreciendo una experiencia que combinó tradición, innovación y maridaje con cerveza artesanal.

Un menú de siete pases que trasciende la efeméride

La cena, ideada por Jhosef Arias junto al chef invitado Pablo Ortega, recorrió la tradición peruana a través de un menú de siete pases cuidadosamente maridado. Tras la gran acogida del público, cuatro de estos platos se incorporan a la carta de Callao24: Caucau (callos, patata, ají amarillo y hierbabuena), Picante de Patita con patatas y ají panca, Sangrecita (receta tradicional de disponibilidad ocasional) y Carapulcra Huaralina con Sopa Seca, un guiso emblemático de la sierra de Huaral, cerca de Lima.

Pablo Ortega, El Incomprendido 001

Con esta primera edición, Pablo Ortega se consagra como El Incomprendido 001, título que reconoce a chefs que rompen esquemas desde la tradición. Ortega, nacido en el Callao y actualmente al frente de Pueblo Libre – Taberna Peruana en Barcelona, aportó su visión de cocina popular limeña, honesta y emocional. Según el chef, la experiencia en Callao24 fue “volver a las entrañas de la peruanidad, de la cocina de casa”, trasladando sabores caseros a un formato de alta gastronomía.

Homenaje a la tradición y la memoria

Para Jhosef Arias, chef de Callao24, esta iniciativa es “un homenaje a mi madre y a su cocina, que empezó vendiendo en la calle conmigo recién nacido”. Con “El Incomprendido”, el restaurante busca recrear los sabores que permanecen grabados en la memoria, ofreciendo una experiencia auténtica de cocina peruana.

Un programa que continuará celebrando la cocina peruana

“El Incomprendido” marca el inicio de un programa de cenas de autor que reunirá a chefs invitados con Jhosef Arias, reinterpretando clásicos peruanos y maridándolos con las cervezas artesanales Incomprendido y Supérame. La primera cerveza, elaborada con la merma del cebiche, aporta un toque amargo y fresco ideal para acompañar platos contundentes como la Carapulcra, cerrando una velada que combina tradición, creatividad y excelencia culinaria.

Tras la vuelta de las vacaciones, Madrid vuelve a hervir de gente y los planes comienzan a multiplicarse como la espuma. La Latina, uno de los barrios más castizos y vibrantes de la capital, se convierte de nuevo en epicentro del tapeo, las sobremesas largas y las noches que se alargan entre copas. En plena Cava Alta, abrió sus puertas en 2023 Barmitón, que no pretendía ser más que un buen bar: sin reservas, con una propuesta líquida bien afinada y en sintonía con el espíritu del barrio.

Pero pronto algo cambió. Quienes se acercaban a por un cóctel o un vermú acababan quedándose a cenar y queriendo reservar mesa para el fin de semana siguiente. «Venían por la bebida, volvían por la comida», resumen sus artífices, Pablo Sánchez y Lalo Zarcero, cocineros y responsables también de Marmitón, a pocas manzanas. Y es que detrás del ambiente distendido, del servicio relajado y de esa estética informal, había cocina de verdad.

Cocina creativa en clave informal

Dos años después, el que nació como el hermano pequeño de Marmitón se ha hecho grande, independiente y con una personalidad bien definida. Lo que pretendía ser un sitio de paso se ha consolidado como un destino gastronómico por derecho propio, con una clientela fiel entre vecinos del barrio, foodies y amantes del vino bien elegido que acuden de todo Madrid. El espacio conserva su alma tabernera —barra viva, sala y servicio sin rigideces, mesas desnudas, vajilla casual y un ticket medio ajustado—, pero ha evolucionado de forma orgánica hacia una cocina más sofisticada sin dejar de ser cercana. Técnica sin afectación, estética sin artificios y, sobre todo, sabor. Mucho sabor.

Donde antes predominaban los emplatados sencillos y el ritmo ágil, ahora se proponen platos con múltiples matices, contrastes de texturas, sabores profundos, elaboraciones cuidadas y técnicas variadas —encurtidos, fermentaciones, salsas y fondos complejos—, todo envuelto en una estética cuidada, pero sin excesos. Una cocina reconocible pero única, sello de identidad de Pablo y Lalo. La rotación también es parte del ADN de Barmitón: el formato flexible permite incorporar novedades de forma constante y mantener una carta viva, siempre apetecible y siempre capaz de sorprender.

Una carta viva y llena de contrastes

En Barmitón, la propuesta se organiza en cinco bloques: aperitivos, entrantes, pescados, carnes y postres, con buen equilibrio entre verduras y proteínas, aunque es en los entrantes vegetales donde Pablo y Lalo se muestran especialmente libres y creativos.

Reinterpretaciones con sello propio

Entre las novedades de temporada, destacan su reinterpretación de la Gilda madrileña, convertida en una tosta crujiente, potente y umami, con crema de aceituna, anchoa y piparra frita; la flor de alcachofa confitada y frita con pesto rojo de chipotle ahumado y almendra crujiente con parmesano; la seta de cardo coreano salteada, con emulsión de boletus, trufa y cebolleta china —un plato lleno de contrastes, intenso y sabroso—; o el canelón de berenjena asada y queso San Simón, con salsas de curry vadouvan, berenjena encurtida y almendra garrapiñada, uno de los más demandados por los comensales. También aquí cabe mencionar las croquetas, siempre vegetarianas, de masa untuosa y rebozado crujiente. Cambian según la temporada y ahora llegan con un delicado relleno de calabacín y curry verde.

Del mar a la tierra

Asimismo, incluye otros platos frescos y golosos como el brioche con guacamole, peperoncino y gamba cristal; la corvina con salsa meunière y apionabo en texturas o el sashimi de lubina Aquanaria con leche de tigre, cacahuete y guayaba. La cocina del aprovechamiento se hace presente en un homenaje al desaparecido La Candela Restó: un bacalao con todas sus partes —lomo, callos, huevas, piel— que es un verdadero alegato a la sostenibilidad. Y entre las opciones carnívoras destacan ahora las carrilleras al vermú con crema de coliflor y encurtido o el Paquito de cordero, con pan de pita relleno de birria, crema agria y encurtidos.

Nuevo menú con los clásicos

A pesar de su constante evolución, hay platos que se mantienen desde sus orígenes por petición popular: la ostra Daniel Sorlut con granizado de yuzu y piel de naranja —cítrica y muy refrescante—; el steak tartar con kimchi casero sobre crujiente de avena —un bocado potente, de sabor profundo y textura crujiente—; el puerro en papillote con holandesa gratinada y trufa; la merluza con pilpil de salsa verde; el milhojas de rabo de res y zanahoria; y su ya icónica tarta cremosa de chocolate negro. Todos ellos —a excepción de la ostra— forman parte del nuevo menú degustación de Barmitón, el ‘Menú Clásicos’ (35 €), una manera redonda de probar la esencia de la casa.

La carta de vinos: alma del bar

Si algo mantiene vivo el espíritu funcional de Barmitón es su oferta líquida. El vino, como desde el primer día, sigue ocupando un lugar central tanto en la propuesta como en la sala, presidida por una cava acristalada que forma parte del mobiliario. En ella se alojan más de 80 referencias cuidadosamente escogidas con un enfoque claro, nada de etiquetas previsibles, aquí se apuesta por lo desconocido, lo valiente, lo auténtico, lo que no suele estar en otras cartas de vinos.

La selección incluye vinos de mínima intervención —con una pequeña pero significativa presencia de vinos naturales—, proyectos emergentes, producciones limitadas y pequeños productores que están revolucionando el viñedo español con criterio y alma. También hay representación de todas las regiones vinícolas del país, con especial atención a espumosos, generosos y dulces. Y como en la cocina, la rotación constante es parte del juego: Barmitón es un lugar para descubrir, probar y, por supuesto, repetir.

En un barrio donde el vermú es religión, Barmitón ofrece además uno de elaboración propia, así como una buena variedad de cervezas y una carta de coctelería clásica que incluye desde Negroni hasta Pisco Sour Spicy, pasando por creaciones propias como el Bloody Barmitón, reinterpretación del clásico con personalidad castiza.

La elegancia se sirve este verano en cristal soplado y tallado a mano. Vista Alegre y Christian Lacroix Maison renuevan su colaboración con Rêve de Cristal, una colección que fusiona tradición vidriera y diseño contemporáneo en piezas que celebran días más coloridos, ligeros y llenos de clase.

Una fusión entre tradición y diseño contemporáneo

Inspirada en la historia y el refinamiento del cristal, esta nueva línea reinventa el arte del vidrio a través de la creatividad característica de ambas firmas. Cada pieza es fruto del saber hacer de artesanos que aplican técnicas transmitidas durante generaciones, combinadas con una estética moderna que convierte cada copa, jarrón o cáliz en un objeto de deseo.

Piezas icónicas para todos los brindis

La colección incluye la copa Vie Parisienne, en cristal doublé recubierto de vidrio coloreado en intensos tonos lapislázuli, esmeralda, ágata y turmalina; las copas de vino Feria y Suerte, con tallos en azul zafiro y aguamarina que, al colocarse al revés, se transforman en copas de licor; la copa de champán Soir de Fête, en cristal lapislázuli tallado con pie soplado; y la pieza Vuelta, disponible en turmalina o lapislázuli, capaz de funcionar como jarrón o candelabro.

Un legado creativo que se reinventa

Esta propuesta da continuidad a la reciente colección Fête Vos Jeux, en la que ambas marcas sorprendieron con juegos decorativos y vajillas de aire romántico. La alianza creativa, iniciada en 2012, ya ha dado vida a colecciones icónicas como Sol y Sombra, Love Who You Want, Herbariae, Butterfly Parade o Paseo, consolidando una relación marcada por la innovación y el mestizaje cultural.

En palabras de Sacha Walckhoff, director creativo de Christian Lacroix Maison: «Christian Lacroix Maison lleva casi quince años creando con éxito colecciones de porcelana en la fábrica de Vista Alegre en Portugal. Hace tiempo que soñábamos con esta línea de cristal, para acompañar nuestras colecciones de vajilla. Hoy, ese sueño se ha hecho realidad y tenemos el placer de presentar Rêve de Cristal, una colección soplada y tallada a mano al estilo del cristal de Bohemia. Está compuesta por una copa, dos copas de pie, un cáliz y un jarrón que puede utilizarse como candelabro».

Nuno Barra, administrador y director de marketing de Vista Alegre, subraya el valor cultural de esta propuesta: “Portugal tiene una larga tradición en el arte del vidrio, y Vista Alegre pretende mantenerla viva creando piezas contemporáneas con base en una experiencia centenaria”.

El arte de vivir con distinción

Con Rêve de Cristal, Vista Alegre y Christian Lacroix Maison elevan de nuevo el listón del diseño de lujo, celebrando el encuentro entre la artesanía tradicional y la estética moderna en una colección pensada para quienes aprecian el arte de vivir con distinción.

Fotografía ROBERTO MAROTO
Texto JAZZ VILLÁ
Peluquería Jazz Villá Y&Y HAIRSTYLE
Estilismo Jazz Villá TENERIFE MODA & PIAZZA COMUNICACIÓN
Asistente de fotografía NEREA PADILLA
Agradecimientos DOIMO CUCINE – CUOCO SPAZIO

FEARLESS se marcó una penúltima cena diferente, de las que hacen historia. Es verano, hace calor, y este encuentro estuvo muy hot. Hubo dos claros protagonistas: Jazz Vilá y un alimento tan natural como irreverente: los huevos. Sí, los huevos. Así, sin filtros. Una combinación explosiva que se ganó hasta a los más finos del lugar. Críticos de paladar exquisitos, rendidos ante el sabor de lo auténtico. Y lo mejor de todo, como en las grandes series de culto, esto no termina aquí. Porque cuando algo es bueno de verdad, se merece un ‘Continuará’…

Regresar a Madrid, es regresar a casa, regresar a los amigos y regresar a mis 20 cuando todavía no estaba soterrada la M-30. Esta volvió para llevarme al mítico Palacio de la Prensa para disfrutar el último capitulo de ‘Mariliendre’, la serie creada por Javier Ferreiro y producida por los Javis (Sumacontent) para Atresplayer. ¿No la has visto? Pues a qué esperas.

Bueno, a lo que vamos, que siempre que vuelvo hay reencuentros y sorpresas; como los huevos kinder,  porque  en esta ciudad uno nunca se siente solo. Todos somos como yemas acompañados de su clara, y si sabes bien dónde está el aceite y la sartén, terminas con una buena tortilla de gente con clase y no cualquier clase de gente.

Así, batiendo y batiendo llegué a Doimo Cucine-Cuoco Spazio, una kitchen-store al punto, capitaneada por Borja Esteras. A él, le encanta tirar huevos al aire, así que le encantó la idea de reunir a mis amigos de siempre y otros que llegaron para siempre en su espacio, porque decirte quiero que en su espacio tienen hasta lámparas en forma de hue…. Ya sabes.

Jazz Villá con chaleco en tono malva de JOSÉ ACOSTA.

Mariano Peña fue el primero en llegar, llegó antes que yo. Don Mariano, o debería decirle Señor Peña…Mariano sin más cáscara está bien. Este sí que sabe coger la sartén por el mango. Lo conocí el año pasado, justo rodando ‘Mariliendre’, -la series unen- allí coincidimos y fue un conexión total. Esa misma noche lo convencí para que se viniera a Cuba, conmigo y con Melanie Olivares, en una aventura que lleva su propia crónica. En el avión de Madrid a La Habana, una azafata no se separaba de un paño y eso nos inspiró, así nació nuestra versión del paño de la Verónica. Ahora tenemos hasta un sticker alusivo. Desde entonces nos hablamos, hacemos planes para trabajos futuros y sobre todo nos reímos, porque su sentido del humor y su humor inteligente son cosa de gallo sabio que sabe dónde pone la gallina el huevo.

Siguen llegando invitados. Y es que hace unos años tuve una musa-amiga que se fue por el mar, se llamaba Broselianda. Pensé que jamás volvería a toparme con una mezcla tan particular de energía, sentido del humor y clase. Pero soy un chico con suerte, por eso cuando Eli, ‘la Comadre’, me propuso a Blanca Romero para venir al viaje a Cuba le dije que sí, porque sin conocerla mi alma ya intuía la suya. La primera vez que hablamos por teléfono me contó que tenía un recuerdo muy especial de su primer viaje a la isla y me habló con mucho amor de La Habana. Y a mí cuando me hablan con tanto amor de mis raíces me ganan. Así se ganó mi corazón para siempre y esa experiencia nos unió, porque ella tiene los huevos al punto: dice lo que siente, hace lo que le apetece y como un buen romero te condimenta la vida con belleza y buen gusto.

Sobre estas líneas, Jazz Villá luce una americana en color rosa de NÉSTOR RODRÍGUEZ.

Estaba yo al borde de los nervios, sin protagonista para mi primer largometraje como director, cuando Gabriel Blanco, amigo y manager me propuso a Mike Fajardo. Tres días antes de comenzar, y con dos huevos, el madrileño coge un avión a Miami y como si nos conociéramos de toda la vida se pone al lío. Era su primer protagonista en cine y tenía mucha ilusión. Eso es algo característico de él y una de las cosas que más admiro, siempre tiene ilusión. Cuando estrenamos la película en Cuba, allí se plantó y conquistó a media Habana, porque el niño no es cáscara de huevo. Así que lo ame, lo amo, lo amaré y si les cuento todo esto, es porque sigo a Mike.

Aunque no parezca, estos dos personajes son cubanos de nacimiento, de plátanos tostones y un buen mojito. A mi izquierda está el de los ojos azules, el Peter Pan (Pride en su apellido real) pero yo le digo así porque es como el niño de ‘Nunca Jamás’, siempre una fantasía. Nos presentó nuestra amiga en común Ana de Armas hace ya algunos años, no diré cuántos para no romper la magia, pero ella sabía que si alguien podía abrir las puertas de Madrid era él, porque conoce todas las llaves y el candado de la noche. Desde entonces somos como Tommy Lee y Will Smith en ‘Men in Black’, un equipo de película, porque esta ciudad no es lo mismo sin él.

A mi derecha Marcos Trueba, arquitecto y sibarita, siempre rodeado de lo mejor por eso teníamos buenos amigos en común y nuestros nombres resonaban pero no se daba el encuentro. Hasta que se rompió el huevo y planificamos una cena en su bello apartamento madrileño. El encuentro se dio, nos divertimos, hicimos historias de vida y ahora nos actualizamos de vez en cuando porque a los dos nos gusta una buena vajilla Limoges. Él es de los que aportan al buen gusto de la vida, porque hay que rodearse de gente así, como Marcos, que construya.

Entre uno y otro se me ha pasado el tiempo y se me han puesto los huevos duros. Por ahora no tengo tiempo para más pero quién sabe si la gallina pone más, porque FEARLESS todo lo puede y yo siempre volveré a Madrid, tengo nueva serie por estrenar y otros secretos que contar.

¡Besos de merengue y caña!

Hay restaurantes que alimentan el cuerpo y otros que alimentan la escena. TATEL Madrid, en plena Castellana, hace ambas cosas. No es solo un restaurante, es una escenografía: luces tenues, elegancia retro, acento internacional y un toque flamenco que irrumpe —literalmente— entre mesas y copas. La música en directo —rumba castiza, nada de lounge anodino— convierte la sobremesa en una especie de tablao emocional donde el protagonismo se reparte entre las ostras, el aguacate a la brasa con gamba roja (sí, el aguacate se ha hecho adulto), y el público que lo llena.
Hay ostras naturales y otras con vestido. Hay rapes como epílogos. Hay cócteles que parecen pensados para quienes coleccionan cenas como quien colecciona portadas. Porque TATEL no es solo gastronomía, que roza la alta cocina sin ponerse pedante, sino coreografía, lugar de paso obligatorio, y excusa perfecta para quedarse un rato más. Un rato largo.

Ubicado en el número 36 de la mencionada arteria de la capital, TATEL Madrid trasciende la categoría de restaurante para convertirse en una auténtica experiencia sensorial. Su propuesta es una fusión vibrante entre la gastronomía española contemporánea, el ambiente sofisticado y una programación artística en vivo que lo posiciona como un emblema del estilo de vida madrileño e internacional. Aquí, todo está pensado para el deleite.

Cocina con raíces, mirada actual

La cocina de TATEL se construye sobre las bases del recetario tradicional español, pero se expresa con una mirada actual, fresca, innovadora. Cada plato se elabora con productos de temporada cuidadosamente seleccionados, y el resultado es una carta que abraza lo local sin renunciar a una proyección global. Desde clásicos como la tortilla trufada o la milanesa TATEL, hasta pescados frescos, arroces con carácter o carnes tratadas con mimo, la propuesta se completa con una coctelería de autor pensada para acompañar cada momento, y una bodega con referencias nacionales e internacionales elegidas con precisión.

Escenario clandestino con alma cosmopolita

El espacio en sí es parte del viaje. Su estética, inspirada en los clubes clandestinos de los años 20 durante la Ley Seca, ofrece una elegancia atemporal con guiños al Art Déco: materiales nobles, luces tenues y una distribución que invita tanto al recogimiento como a la celebración. Todo está dispuesto para que una cena íntima pueda transformarse, en cuestión de minutos, en una velada animada y sorprendente. No es casualidad que este escenario haya sido elegido para rodajes de series como La casa de papel o La Fortuna. Su energía es cinematográfica.

Al mando de los fogones

Al frente de la cocina se encuentra el chef Juan Antonio Medina, figura clave de la alta cocina española, formado en templos como Zalacaín, Arzak y elBulli, y reconocido con una Estrella Michelin por su trabajo en A’Barra. Desde Madrid, lidera el equipo culinario global de TATEL, llevando su visión de la gastronomía mediterránea reinterpretada a cada una de las sedes del grupo. Bajo su dirección, el sabor, la técnica y la calidad del producto conviven en equilibrio perfecto.

Los esenciales de TATEL

Entre los platos que han conquistado a locales e internacionales, la Milanesa TATEL destaca como un icono de la casa. Fina, crujiente, coronada con huevo poché y trufa, es una combinación que eleva lo clásico a lo memorable. La tortilla trufada, por su parte, reinterpreta con personalidad un símbolo de la cocina española, mientras que el arroz con costilla de vacuno cocinado a baja temperatura representa ese mestizaje entre tradición y vanguardia que define la carta. Para cerrar, la ya célebre tarta de queso TATEL, con interior sedoso, base de galleta y helado de miel, se ha convertido en un imprescindible que desafía a los paladares más exigentes.

La música como hilo conductor

La música en vivo es otro de los pilares que convierte a TATEL en un lugar singular. Cada día del año, el restaurante vibra con una programación pensada para animar el ambiente sin robar protagonismo a la conversación ni al plato. Desde vocalistas que llenan el espacio con emoción, hasta DJs que hacen del afterwork un ritual, o percusionistas que marcan el pulso de la noche con el espectáculo Rumba Live Show, todo suma para crear una experiencia multisensorial. Comer aquí es, también, escuchar, sentir, bailar con los sentidos.

Coctelería y bodega a la altura

La coctelería, inspirada en la esencia de las antiguas barras clandestinas, ofrece desde reinterpretaciones de clásicos hasta creaciones propias que rinden homenaje a la sofisticación líquida. Cada trago se acompaña de destilados premium y mezclas elegidas con la misma atención al detalle que define la cocina. A esto se suma una bodega excepcional, comisariada por un equipo de sumilleres que ha reunido etiquetas españolas e internacionales con personalidad y carácter. El vino, como no podía ser de otro modo, marida aquí no solo con los platos, sino con el momento, con la música, con la compañía.

TATEL Madrid es el buque insignia de un grupo que ha llevado esta fórmula de éxito a destinos tan exclusivos como Ibiza, Dubai, Riyadh o Valencia, con nuevas aperturas en camino. Más que una marca, TATEL representa una manera de entender la gastronomía como una celebración de la vida, una experiencia donde cada elemento —la cocina, el entorno, la música y el servicio— se conjugan para crear algo que no se olvida. Porque TATEL se visita, se vive y se recuerda.

Con una bodega de cerca de 3.000 referencias y más de 100 vinos por copa, Berria consolida su propuesta enológica a los pies de la Puerta de Alcalá con una experiencia abierta a todos.

Berria está de aniversario. El templo del vino situado frente a la icónica Puerta de Alcalá cumple cuatro años de vida y lo hace consolidado como uno de los grandes referentes enológicos de la capital. Su propuesta, centrada en una impresionante bodega con cerca de 3.000 referencias y 100 vinos por copas, ofrece a los amantes del vino una experiencia sin precedentes en Madrid. En su interior se custodian cosechas míticas y verdaderos tesoros enológicos que rara vez se encuentran en el circuito convencional.

Un espacio, dos formas de disfrutar

El universo de Berria se vive en dos escenarios complementarios. Por un lado, su interior ofrece un ambiente cálido, elegante y sereno, ideal para quienes buscan una degustación reposada y detallista. Por otro, su amplia terraza, completamente acondicionada para cualquier época del año, permite al comensal disfrutar del vino al aire libre, con la Puerta de Alcalá como espectacular telón de fondo. Ambos espacios comparten una misma filosofía: hacer del vino una experiencia cercana, placentera y memorable.

Sumilleres que acompañan, no intimidan

En Berria, el vino no está reservado solo para expertos. Quien se acerca por curiosidad o deseo de aprender encontrará en su equipo de sumilleres una guía generosa y cercana. Profesionales con una sólida trayectoria en destacados restaurantes nacionales e internacionales acompañan cada elección y adaptan cada copa al perfil y preferencias del comensal.

Entre ellos destaca Mario Ayllón, Wine Director de Berria, recientemente clasificado en el puesto 40 de la lista de los ‘Top 100 Sommeliers de España’ elaborada por la revista Sommelier Edit. El conocimiento se transmite sin tecnicismos innecesarios, y el placer se pone por encima de cualquier formalismo. Quien desea explorar se encuentra con un universo rico y accesible, y quien prefiere lo conocido lo encuentra sin sentirse juzgado. En Berria, el vino se bebe con libertad, sin protocolos ni etiquetas que eclipsen lo esencial.

Una cocina con alma mediterránea

La experiencia en Berria no se entiende sin su propuesta gastronómica. La cocina responde con una carta de inspiración mediterránea centrada en el producto, con platos pensados para acompañar la experiencia del vino sin restarle protagonismo. El menú se construye sobre sabores reconocibles, pensados para compartir, con carnes y pescados de primera categoría y una selección de postres clásicos que cierran el recorrido con coherencia y sabor.

A Puerta Abierta: una experiencia para todos

En coherencia con su misión de acercar el mundo del vino a todos los públicos, Berria lanza una nueva propuesta bajo el nombre de “A Puerta Abierta”. Esta iniciativa busca eliminar cualquier barrera de acceso al universo enológico y abrir sus puertas a todo aquel que quiera aprender, descubrir y disfrutar. Disponible exclusivamente en su terraza, con vistas privilegiadas al Retiro y la Puerta de Alcalá, esta propuesta incluye recorridos temáticos en torno al vino que irán rotando mensualmente, combinados con fórmulas gastronómicas pensadas para acompañar y enriquecer la experiencia.

Se trata de una invitación a dejarse sorprender, a disfrutar del vino copa a copa, sin necesidad de ceñirse a una botella, y a vivir una experiencia desprejuiciada en la que lo verdaderamente importante es el placer de catar, compartir y celebrar. Berria rompe así con la solemnidad y reivindica un espacio donde el vino se entiende como cultura, como disfrute y como una experiencia abierta a todos.

Con la llegada del calor y ese impulso tan madrileño por encontrar terrazas, paseos y planes con sabor, la ciudad ofrece un refugio gastronómico imprescindible este verano: Kabuki Madrid. Ubicado en el número 38 de la calle Lagasca, este espacio reconocido con un Sol Repsol 2025 y presente en la Guía Michelin invita a vivir una experiencia culinaria donde el chef Alejandro Durán despliega una propuesta de alto nivel, sin artificios, donde hablan el producto, la técnica y la autenticidad.

Kabuki Madrid es el restaurante perfecto para quienes buscan disfrutar del verano madrileño desde la elegancia, el sabor y la precisión. Su propuesta se caracteriza por el uso de materias primas de altura para mantener los sabores y la autenticidad de los pescados, así como el uso de las técnicas más puras para trabajarlos, en especial los cortes, su precisión y el respeto a la estructura orgánica de los alimentos. La carta presume sin disimulo de un pescado excepcional. Imprescindibles son su tataki de lubina con mostaza japonesa, cebolleta, wakame y piñones, el nigiri de cigala con grasa de jamón ‘Joselito’ y salsa nikiri y la degustación de atún, selección de sus tres diferentes cortes.

Hay platos tradicionales y minimalistas japoneses. Desde el Daikon Nishine, rábano cocido sin agua, o Age dashi tofu, hasta otros más elaborados como la castañeta de wagyu cocida a baja temperatura durante 72 horas con parmentier, miso y teriyaki. La influencia mexicana del chef se nota en platos como el futomaki de cochinita pibil, senbei de tartar de toro con salsa pastor, nigiri de calamar con salsa chipotle, roll de papada de cerdo con salsa de chiles Tatemados o un aguachile de cenizas y pulpo con aguacate sunomono.

El chef Alejandro Durán demuestra una ejecución impecable del estilo robatayaki, una de las técnicas gastronómicas más aclamadas, resumida en fuego en parrilla de carbón. Su sakana kume niniku, pescado blanco con salsa cítrica, o el wagyu japonés de la región de Miyazaki, de grado A5, el más preciado, son sencillamente extraodinarios. El homenaje a la cocina popular madrileña está presente con los yakitoris de callos de wagyu, de oreja de cerdo o de mollejas de cordero, el bocata de calamares, de corte fino con emulsion de ajo negro y migas de pan y el tartar de atún y huevos rotos.

En la parte dulce, tienes que probar los clásicos mochis Kabuki, realizados de forma artesanal, su sopa de mango y jengibre con fruta fresca, helado de coco y dacquoise de coco o el brioche hojaldrado con chocolate guanajo 70%, azúcarillos de té matcha y un sorbete de coco y yuzu.

La barra más sensacional de Madrid

Los amantes de la comida en barra están de enhorabuena. Kabuki Madrid cuenta con seis asientos, el número perfecto para ofrecer una atención altamente personalizada, ver la delicadeza y precisión con las que el equipo de sushimen transforma cada bocado en una experiencia.

La veneración al arroz de sushi, shari en japonés, es emblemático en Kabuki Madrid, donde se trabaja con la receta y proceso de elaboración del chef del mítico restaurante Tokyo Taro, Masao Kikuchi. La característica más reseñable es que el shari es más sabroso que el elaborado por la mayoría de cocineros nipones y se adapta mejor al gusto occidental. No obstante, en Japón hay ejemplos notables de esta línea de elaboración, siendo el más destacado el del famoso chef Sukiyabashi Jiro en Tokio.

Podemos apreciar una visión del recetario nipón armonizado con destellos de I+D+i, logrando el equilibrio perfecto entre el color, la textura y el umami. En su amplia propuesta de sushi y sashimi no pueden faltar grandes clásicos de la Cocina Kabuki como el nigiri de huevo frito de codorniz con paté de trufa blanca, el usuzukuri de pa amb tomaquet, el de mojo verde canario y papa o una nueva incorporación, el nigiri de vaca marinada en toki, salsa macha y unas gotas del preciado whisky japonés Hibiki.

Kabuki Bar, el nuevo place to be de la capital

Una de las novedades con las que abre Kabuki Madrid es con su espectacular coctelería, Kabuki Bar, un exquisito templo de coctelería y carta corta para disfrutar de los mejores nigiris y makis clásicos así como de una selección de tapas japonesas de estilo Kabuki, en horario ininterrumpido desde las 13:00h hasta la 01:00h de la madrugada de martes a jueves, y se amplía hasta las 02:00h los viernes y sábados.

A su oferta de coctelería clásica se unen el sake, el umeshu, los whisky japoneses, el té matcha, el jengibre, el yuzu y otros ingredientes. Los productos nipones protagonizan las creaciones más novedosas. Kabuki Bar es el nuevo place to be de la capital madrileña. Un emplazamiento desenfadado, glamouroso y con mucha vida para los que sólo quieren picotear, tomar una copa durante su shopping por la zona o un afterwork con alma Kabuki.

Acholao es mucho más que un bar. Este nuevo pisco bar ubicado en el barrio de Salesas es un viaje sin billete directo al corazón del Perú desde el centro de Madrid. El nuevo proyecto del Grupo Quispe, liderado por César Figari y Constanza Rey, celebra el mestizaje con una propuesta única que combina coctelería creativa a base de pisco, cocina criolla para compartir y una atmósfera que transporta a una antigua taberna limeña. La capital se convierte en Lima a base de sorbos y bocados.

César Figari y Constanza Rey, pareja en lo personal y en lo profesional, continúan elevando el nivel de la gastronomía peruana en Madrid. Él originario de Perú y ella argentina, son propietarios de Quispe, buque insignia del grupo, inaugurado en 2018 y convertido ya en el mejor restaurante peruano contemporáneo de Madrid con base criolla, y Ponja Nikkei. Un concepto, este último, que comenzó a gestarse en plena pandemia y que ha ido evolucionando y adquiriendo empaque y personalidad.

Mestizaje y coctelería en estado puro

Ahora, suman a la familia otro proyecto con el nombre de Acholao, inspirado en el término peruano «acholado», que se refiere al pisco creado a partir de la mezcla de dos o más cepas de uva, y en la riqueza cultural del vocablo Cholo, que hace referencia al mestizaje. Con esta base, se puede decir que Acholao representa fusión. Este lugar es el punto de encuentro, la mezcla perfecta, de culturas, personas, gastronomía y cócteles.

La herencia peruana se une a la vibrante energía de Madrid para ofrecer una experiencia única llena de sabores y emociones en el pisco bar del Grupo Quispe, el primero de España como tal, con una profunda identidad del país andino.

El templo del pisco en Salesas

Ubicado en la calle Almirante, 20, en pleno barrio madrileño de Salesas, mantiene la esencia de los otros dos restaurantes del grupo. Su propuesta gira en torno a una carta de coctelería creativa elaborada a partir de 20 macerados artesanales de pisco ―con grandes marcas como Sarcay, 1615 Pisco y Huamaní― infusionados con frutas, hierbas, raíces y especias andinas.

Con esta base se elaboran cócteles como Pisco Sours, Chilcanos, Mojitos, Spritz y Pisco Tonics, para ofrecer una experiencia única que no se encuentra en ningún otro bar del país.

Además de esta línea de coctelería a base de pisco, Acholao ofrece una carta de combinados clásica reinterpretada, también con el pisco como destilado base, y una selección de cócteles de autor, donde se incorporan otros destilados y técnicas contemporáneas. La propuesta líquida es una oda al pisco en todas sus formas y un homenaje al mestizaje que define a Acholao.

Cocina criolla para compartir

Esta variada y única propuesta de cócteles a base de piscos va acompañada de una oferta gastronómica que se centra en la cocina criolla, con una carta compuesta por una veintena de platos que invita a probar y compartir.

La mayor parte de las elaboraciones son raciones o pequeños bocados, fáciles de comer, ideales para degustar con la mano. En la carta destacan los clásicos, pero imprescindibles como el trío de cebiches y otros platillos como las croquetas de ají de gallina.

Cada receta está pensada para disfrutar sin complicaciones, en un ambiente distendido, respetando la tradición peruana, pero con un toque fresco y moderno. Todo ello se puede disfrutar en cualquier momento del día gracias a la flexibilidad de horarios durante la semana.

La sala, con capacidad para 60 personas, combina barras, mesas altas y una mesa presidencial, ideal para compartir y celebrar, fomentando lazos y comunidad. La experiencia gastronómica en Acholao es completa gracias a su cocina abierta, que ofrece la oportunidad de ver la elaboración de los platos.

El concepto culinario va acompañado de buena música y un gran ambiente, lo que convierte este lugar en el punto de partida para el tardeo o para disfrutar de una copa después de cenar.

Un local acogedor, un viaje a Perú

Espacioso, elegante y muy acogedor. Así es el nuevo local del Grupo Quispe. La propia Constanza, arquitecta y diseñadora de interiores, ha sido la encargada de dar vida a la decoración donde priman la combinación de texturas y los materiales orgánicos, creando una atmósfera rústica que sumerge de lleno al cliente en la experiencia.

Los colores terrosos y oscuros, la luz tenue, la madera envejecida y la tela de las sillas crean un ambiente íntimo que traslada al comensal hasta una taberna peruana antigua.

Todo está diseñado para que los clientes se sientan cómodos, en un ambiente desenfadado pero confortable, con la sensación de estar como en casa.

El podio lo completaron el estudio de Lázaro Rosa-Violán, en segunda posición, y L35 Arquitectos, autores del renovado estadio Santiago Bernabeu, que se alzaron con el tercer puesto

El diseño y el vino han brindado por última vez en la primera edición de la Champions Design Wine, una cita que ha marcado un hito en la agenda de los principales estudios de arquitectura e interiorismo del país. La iniciativa, promovida por la revista FEARLESS en colaboración con el showroom Doimo Cucine – Cuoco Spazio, ha reunido desde principios de año a nueve estudios de referencia en una competición que ha ido mucho más allá del paladar.

Durante varios meses, los equipos participantes —procedentes del mundo de la arquitectura, el interiorismo y la construcción— se han enfrentado en una serie de encuentros donde cada cata ha sido también un ejercicio de sensibilidad, conocimiento técnico y creatividad. Guiadas por el sommelier Raúl Molina, las sesiones ofrecieron una cuidada selección de vinos premium —tintos, blancos, espumosos y de Jerez — maridados especialmente para cada ocasión.

En esta gran final, fue el turno de los vinos internacionales, que se disfrutaron alrededor de una larga mesa intervenida artísticamente por el paisajista Fran Cisneros, creando un escenario único.

Archidom Studio y Cuarto Interior, líderes desde el inicio

Con una trayectoria sólida a lo largo de toda la competición, el grupo formado por Archidom Studio, liderado por Álvaro Estúñiga y Chema Sobrado, y Cuarto Interior, con Germán Álvarez y José Manuel Álvarez al frente, se alzaron con el primer puesto en esta final (765 puntos), una posición que mantuvieron firme a lo largo de todas las rondas acaecidas. A tan solo dos puntos se situó el equipo del reconocido estudio de Lázaro Rosa-Violán (763 puntos), mientras que el tercer puesto fue para L35 Arquitectos (749 puntos), liderado por Tristán López-Chicheri, responsables de la remodelación del estadio Santiago Bernabéu.

Como recompensa, las tres primeras posiciones recibieron su correspondiente trofeo, una copa elaborada en celulosa por la artista Ainhoa Moreno. Además, el equipo ganador disfrutará de un viaje a Italia para visitar las instalaciones de Doimo Cucine, firma italiana líder en el diseño y fabricación de cocinas y colaboradora principal del evento. El segundo y tercer puesto fueron premiados con una noche en unas bodegas nacionales y un exclusivo estuche de vinos, respectivamente.

Un evento que ha unido referentes del sector

Junto a los ganadores, la competición contó con la participación de estudios y empresas de primer nivel, como Modular Home (732 puntos), referentes en vivienda prefabricada, que compitieron junto a ECO cero, con su enfoque sostenible en el diseño; Gestilar (657), promotora especializada en proyectos de alto nivel; Impar Grupo (630), consultora estratégica del sector inmobiliario; y COSMOS AEC (612), estudio de arquitectura con una importante expansión en Emiratos, Asia y Latinoamérica.

Todos ellos han contribuido a consolidar esta propuesta como experiencia multisensorial, donde el diseño no solo se ve, sino que se siente y se conecta a través del vino.

Una cita que ya prepara su próxima edición

Con esta edición cerrada, la Champions Design Wine se perfila como una cita imprescindible para el sector. Ha demostrado que la enología puede ser punto de encuentro, inspiración y vehículo de diálogo entre disciplinas, pues como bien resume Katy Mikhailova, directora de FEARLESS: “El diseño está en el vino”.