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Pilar y Eduardo Cosentino, los anfitriones.
Por MARCO DE PABLOS
Fotografía ÁNGEL VINUESA

Ocho años. Ocho familias. Ocho formas de habitar la arquitectura. Desde la azotea del emblemático edificio que ocupa Cosentino City Madrid, cuyas puertas se abrieron por primera vez en 2017, celebramos algo más que arquitectura: celebramos la transmisión de una herencia convertida en pasión. Bajo la atenta mirada de un cielo que ha visto crecer la ciudad, y con ésta como testigo, se cruzaron generaciones, ideas y formas de entender una misma profesión.

Hace ocho años, la principal arteria de la capital daba la bienvenida a un nuevo vecino. Procedente de Almería, Cosentino llegaba a la gran urbe para establecerse en uno de los tramos más vibrantes de los más de seis kilómetros que conforman el Paseo de la Castellana. El número 116 de esta emblemática vía es hoy un punto de encuentro —y también de partida— para interioristas, arquitectos, profesionales del diseño y particulares que buscan, y rara vez no encuentran, los mejores materiales para dar forma y vida a los proyectos más ambiciosos que se les confían.

Prácticamente una década después el gran coloso sigue en pie, coronado por un imponente letrero en la parte superior del edificio y firme en su base, donde late con fuerza e inspira en cada visita, muestra y evento —esos que esta cabecera conoce muy bien. A lo largo de estos años, innumerables estudios han cruzado el umbral de su puerta acristalada, dando pie a este reportaje: ocho generaciones del interiorismo y arquitectura. Algunas de las mejores figuras del panorama nacional se reúnen bajo el cielo de Madrid y la insignia de Cosentino, que, durante todo este tiempo, los ha visto crecer.

La meteorología acompaña y el azul domina sobre las cabezas de los asistentes, que giran 360 grados, aprovechando la privilegiada panorámica que ofrece este enclave. Desde allí, Madrid se despliega en todas direcciones: desde la Torre Picasso hasta la sierra de Guadarrama; el estadio Santiago Bernabéu mediante, encargado de aportar un valor único a la estampa de los López-Chicheri, los primeros en llegar.

De izq. a der.: Miriam Klingenberg, Tristán López-Chicheri y Carlota López-Chicheri.

Tristán, quien lidera L35 Architects, estuvo flanqueado por su esposa, Miriam Klingenberg, y su hija Carlota. Juntos representan un núcleo familiar y profesional al frente de uno de los estudios de mayor envergadura y proyección del país. La firma encarna una combinación de experiencia y visión, reflejada en proyectos de gran escala e impacto. No es casualidad que una de sus obras más aclamadas sea la renovación del feudo del Real Madrid, un símbolo del legado arquitectónico que están dejando no sólo en la capital, sino en todo el país —entre sus proyectos más recientes, también se encuentra la transformación del estadio de la UD Las Palmas en Gran Canaria. En palabras del propio Tristán: “En Cosentino puedes ver, tocar, buscar todo lo que quieras y con una atención estupenda. Y, además, al lado del Bernabéu… ¿qué más se puede pedir?”.

De izq. a der.: Paty Pombo, Patricia Suárez y Alejandra Pombo.

Las siguientes en acudir a la llamada fueron Alejandra y Paty Pombo, acompañadas por su madre, Patricia Suárez, todas con una inconfundible media melena rubia y ondulada que refleja su estilo distintivo. Ambas comparten no solo el apellido, sino también una profunda pasión por el interiorismo. Aunque han seguido caminos profesionales distintos, tanto la una como la otra, se han consolidado en el sector con proyectos muy personales y de gran proyección. Alejandra ha dejado huella en algunos de los espacios gastronómicos más icónicos, mientras que Paty ha apostado por un enfoque más boutique, con propuestas que destacan por su elegancia y sensibilidad estética. Su vínculo con esta  firma de superficies, a las que consideran “una prolongación de sus estudios”, refleja la gran relación que ha crecido a lo largo de los años, llegando a considerarlos “una doble familia”.

Desde Córdoba, aunque también con sede en Madrid, llega COMAD Arquitectos, un estudio liderado por Beatriz y Teresa Enríquez. Tres voces —pues la tercera la conforma su padre y maestro—, un mismo pulso creativo que entiende la arquitectura desde la colaboración, la continuidad y una visión compartida. En su trabajo, la forma y el fondo se conjugan con naturalidad, algo que queda reflejado en cada una de las instantáneas tomadas. Para ellas, Cosentino representa el “diseño puro”. Coinciden con los Touza, el estudio formado por Julio Touza Rodríguez y su hijo, Julio Touza Sacristán; padre e hijo que comparten, además de nombre, profesión y una manera de entender la arquitectura como herramienta para construir ciudad. Su propuesta combina visión, oficio y carácter, en un legado que no se repite, sino que se reinventa con cada generación.

Beatriz y Teresa Enríquez, de COMAD Arquitectos, junto a su padre y mentor.

Julio Touza, padre e hijo.

La familia Rubio-Carvajal también está presente. Cinco varones, capitaneados por Carlos, acuden en representación de una saga donde la arquitectura se entrelaza con el arte, la historia y el urbanismo. Su trayectoria abarca desde los trazos más clásicos hasta enfoques contemporáneos, con una presencia constante en estudios, museos y desarrollos urbanos. Este apellido reúne talento, sensibilidad y una mirada transversal que trasciende generaciones. De la empresa almeriense, destacan su capacidad para integrar vanguardia y elegancia: “mucha modernidad y mucha distinción son algunas de sus características clave”, sin obviar “la innovación y diseño”.

“En Cosentino nos sentimos como en casa. Siempre nos cuidan muchísimo”, asegura Adriana Arranz Sobrini, hija de Paloma Sobrini, quien fuera directora general de Arquitectura y Conservación del Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid. Adriana ha seguido los pasos de su madre al frente del estudio Galán Sobrini Arquitectos, que lidera junto a Cristina Chaves. Y es que el trabajo de madre e hija combina compromiso con la historia, elegancia en el presente y visión de futuro. Arquitectura con alma patrimonial y cultural que se refleja tanto en cada uno de los entornos planteados.

Algo similar sucede con Teresa Sapey y su hija Francesca, quizás las más atrevidas de este cónclave de la construcción y el diseño. Ellas comparten una mirada emocional del espacio y una actitud sin miedo al color, la provocación y el pensamiento libre. Reafirman con cada proyecto que la arquitectura también puede ser un acto de belleza, irreverencia y pasión, del que dejan constancia en cada visita que realizan al número 116 del Paseo de la Castellana, del que dicen es “un lugar de inspiración a través de los materiales, profesionales, amigos y compañeros”.

Los Rubio-Carvajal, capitaneados por Carlos, en el centro de la fotografía.

Adriana Arranz Sobrini y Paloma Sobrini.

Francesca y Teresa Sapey.

El broche de oro lo ponen los anfitriones de este encuentro: Pilar y Eduardo Cosentino. Porque la arquitectura se transforma, pero hay algo que permanece: el legado. Ellos representan una saga familiar que ha convertido la innovación, el diseño y la materia en un lenguaje compartido por creadores de todo el mundo. Desde Almería, su apellido no solo impulsa la arquitectura, sino que la moldea, la inspira y la proyecta hacia el futuro. Lo saben bien todos y cada uno de los presentes en esta celebración inolvidable —y, en parte, también temeraria—, porque ocho años no se cumplen todos los días. Y, puestos a seguir soñando, hay que hacerlo en grande.

Alejandra Pombo fue la protagonista de la primera edición en 2023 del ciclo Architecture & Foodies que organiza la revista FEARLESS junto a COSENTINO CITY MADRID. Celebrado el marco de Madrid Desing Festival, la interiorista madrileña pudo exponer sus últimos proyectos, además de contar con tres de los socios de distintos espacios que ha concebido: Fismuler, El Cuartel del Mar y La Única.

Alejandra Pombo es una interiorista «camaleónica» que se formó durante 6 años con el interiorista Pascua Ortega, y que concibe espacios cálidos y armónicos donde la experiencia gastronómica se eleva y va un paso más allá. La reputada interiorista es una de las más solicitadas por el sector en estos momentos. En el marco del encuentro adelantó uno de los proyectos estrella que va a inaugurar en los próximos meses: Centro Financiero Colón, uno de los espacios más grandes de la capital, de varios miles de metros cuadrados, y que tendrá múltiples usos, además de un interiorismo cuyos avances pudieron disfrutar los asistentes al evento.

Por la parte de Fismuler, acudió Nino Redruello, afamado chef y hostelero que desde el Grupo La Ancha dirige el restaurante Fismuler, cuyo interiorismo «de no interiorismo» concibió Alejandra Pombo, y que pudo explicar detalladamente a los asistentes al encuentro.

José Manuel García Martínez, de La Azotea Grupo explicó el proyecto de El Cuartel del Mar, que esta situado en Chiclana de la Frontera (Cádiz) y que está concebido como un proyecto gastronómico cultural y de ocio en la orilla del mar, fusionando materiales y técnicas con una intervención respetuosa con el entorno en el que se encuentra.

La Única estuvo representado por Marcos McCluskey, que habló de uno de los proyectos estrella de Alejandra Pombo, el restaurante que comenzó su andadura en México y que aterrizó en Madrid hace un año para ser el buque insignia del grupo, en el que además de fusionar la cocina Mediterránea con la Mexicana a cargo del chef Andrés Madrigal, tambien pretende ser una experiencia para los sentidos.