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El estudio dirigido por Silvia Trigueros firma una profunda transformación en una vivienda de nueva obra situada en la calle Hermosilla, en pleno Barrio de Salamanca. El piso, de unos 70 m², contaba con dos dormitorios, dos baños y un espacio completamente abierto que unía entrada, salón, comedor y cocina. Sus propietarios, que utilizan esta residencia como segunda vivienda durante sus estancias en Madrid, buscaban convertir un espacio frío y poco acogedor en un hogar cálido, sofisticado y funcional.

La interiorista asumió el reto de aportar privacidad y carácter a una distribución excesivamente diáfana, además de reducir el protagonismo de la cocina, que quedaba expuesta desde la entrada. Para ello, el estudio desarrolló una intervención basada en mobiliario a medida, soluciones de almacenaje invisible y una lectura espacial más equilibrada.

El papel esencial del estilismo

El proyecto alcanza su máxima expresión gracias al trabajo de estilismo de Cristina Rodríguez Goitia, cuyo criterio estético potencia la intención de cada estancia. Su selección de objetos, arte, textiles y detalles decorativos aporta cohesión visual y emocional, reforzando la personalidad contemporánea del espacio y dotándolo de un refinamiento cálido.

Rodríguez Goitia consigue que la vivienda respire armonía a través de piezas bien escogidas, equilibrando texturas, tonos y materiales que dialogan con la arquitectura interior concebida por Trigueros. Su trabajo resulta clave para lograr esa atmósfera afrancesada, sofisticada y personal que los clientes buscaban.

Clásico afrancesado con un enfoque contemporáneo

La propuesta de Trigueros articula un clasicismo actualizado mediante molduras en paredes y techos, rodapiés altos y la presencia de espejos ahumados y detalles en negro y dorado. La estilista refuerza esta narrativa visual incorporando arte moderno, piezas singulares y elementos cálidos que otorgan profundidad y equilibrio.

La iluminación técnica, diseñada íntegramente para el proyecto, permite que la casa cambie de carácter a lo largo del día. Por la noche, el juego entre luces indirectas, sombras y lámparas auxiliares —cuidada selección de Rodríguez Goitia— genera un ambiente íntimo que acompaña la funcionalidad del espacio.

Una cocina rediseñada para integrarse

La cocina original, completamente blanca y muy visible, daba poca identidad al conjunto. El estudio la sustituyó por mobiliario a medida en tonos cálidos, integrando electrodomésticos y almacenamiento en una librería lacada en verde gris con revestimiento de madera natural en la trasera. Esta pieza, diseñada de forma muy especial, cumple un papel estético y funcional fundamental dentro del proyecto.

Estancia principal, espacio infantil y zonas comunes

El salón incorpora una chimenea de vapor, textiles acogedores y una alfombra a medida diseñada por el estudio y realizada por Kaymanta, combinación a la que el estilismo suma piezas decorativas y paletas de color que acentúan la sensación de hogar.

El dormitorio infantil fue uno de los mayores retos del proyecto: en muy pocos metros debía albergar una cama doble y otra individual. Todo el mobiliario —litera triple, escritorios, estanterías y zona de uso diario— se diseñó a medida para optimizar cada centímetro, mientras Rodríguez Goitia aportó los textiles y elementos decorativos que lo llenan de calidez sin renunciar a la funcionalidad.

En la suite principal, el toque oriental que deseaban los clientes se consiguió mediante la combinación de vidrios con pan de oro, telas de Sicis y una composición estética afinada por la estilista, creando un ambiente sofisticado y envolvente.

Textiles y sensorialidad

Los textiles cobran especial relevancia tanto en el interiorismo como en el estilismo. Terciopelos negros y dorados, geometrías elegantes y fibras naturales aportan una mezcla de sofisticación y calidez que define la personalidad final del proyecto. La mano de Cristina Rodríguez Goitia resulta aquí decisiva para dotar a cada estancia de la textura emocional adecuada.

Créditos

Los arreglos florales que visten todas las estancias son obra de Atelier Sakura (@lateliersakura), mientras que las alfombras del salón–comedor y del dormitorio principal pertenecen a Kaymanta (@kaymanta). Las esculturas que destacan en la mesa de comedor son piezas de Maite Carranza (@maite.carranza). En el sofá del salón, los cojines con estampados geométricos pertenecen a Harlequín, distribuidos por Pepe Peñalver (@pepe.penalver), y los cojines lisos son de Lizzo. Las piezas cerámicas de la librería, así como las toallas, complementos de baño y el atrezzo de cocina, proceden de Zara Home, aportando una nota final de estilo y coherencia estética al conjunto.

Fotografía AMADOR TORIL