Acholao es mucho más que un bar. Este nuevo pisco bar ubicado en el barrio de Salesas es un viaje sin billete directo al corazón del Perú desde el centro de Madrid. El nuevo proyecto del Grupo Quispe, liderado por César Figari y Constanza Rey, celebra el mestizaje con una propuesta única que combina coctelería creativa a base de pisco, cocina criolla para compartir y una atmósfera que transporta a una antigua taberna limeña. La capital se convierte en Lima a base de sorbos y bocados.
César Figari y Constanza Rey, pareja en lo personal y en lo profesional, continúan elevando el nivel de la gastronomía peruana en Madrid. Él originario de Perú y ella argentina, son propietarios de Quispe, buque insignia del grupo, inaugurado en 2018 y convertido ya en el mejor restaurante peruano contemporáneo de Madrid con base criolla, y Ponja Nikkei. Un concepto, este último, que comenzó a gestarse en plena pandemia y que ha ido evolucionando y adquiriendo empaque y personalidad.
Mestizaje y coctelería en estado puro
Ahora, suman a la familia otro proyecto con el nombre de Acholao, inspirado en el término peruano «acholado», que se refiere al pisco creado a partir de la mezcla de dos o más cepas de uva, y en la riqueza cultural del vocablo Cholo, que hace referencia al mestizaje. Con esta base, se puede decir que Acholao representa fusión. Este lugar es el punto de encuentro, la mezcla perfecta, de culturas, personas, gastronomía y cócteles.
La herencia peruana se une a la vibrante energía de Madrid para ofrecer una experiencia única llena de sabores y emociones en el pisco bar del Grupo Quispe, el primero de España como tal, con una profunda identidad del país andino.
El templo del pisco en Salesas
Ubicado en la calle Almirante, 20, en pleno barrio madrileño de Salesas, mantiene la esencia de los otros dos restaurantes del grupo. Su propuesta gira en torno a una carta de coctelería creativa elaborada a partir de 20 macerados artesanales de pisco ―con grandes marcas como Sarcay, 1615 Pisco y Huamaní― infusionados con frutas, hierbas, raíces y especias andinas.
Con esta base se elaboran cócteles como Pisco Sours, Chilcanos, Mojitos, Spritz y Pisco Tonics, para ofrecer una experiencia única que no se encuentra en ningún otro bar del país.
Además de esta línea de coctelería a base de pisco, Acholao ofrece una carta de combinados clásica reinterpretada, también con el pisco como destilado base, y una selección de cócteles de autor, donde se incorporan otros destilados y técnicas contemporáneas. La propuesta líquida es una oda al pisco en todas sus formas y un homenaje al mestizaje que define a Acholao.
Cocina criolla para compartir
Esta variada y única propuesta de cócteles a base de piscos va acompañada de una oferta gastronómica que se centra en la cocina criolla, con una carta compuesta por una veintena de platos que invita a probar y compartir.
La mayor parte de las elaboraciones son raciones o pequeños bocados, fáciles de comer, ideales para degustar con la mano. En la carta destacan los clásicos, pero imprescindibles como el trío de cebiches y otros platillos como las croquetas de ají de gallina.
Cada receta está pensada para disfrutar sin complicaciones, en un ambiente distendido, respetando la tradición peruana, pero con un toque fresco y moderno. Todo ello se puede disfrutar en cualquier momento del día gracias a la flexibilidad de horarios durante la semana.
La sala, con capacidad para 60 personas, combina barras, mesas altas y una mesa presidencial, ideal para compartir y celebrar, fomentando lazos y comunidad. La experiencia gastronómica en Acholao es completa gracias a su cocina abierta, que ofrece la oportunidad de ver la elaboración de los platos.
El concepto culinario va acompañado de buena música y un gran ambiente, lo que convierte este lugar en el punto de partida para el tardeo o para disfrutar de una copa después de cenar.
Un local acogedor, un viaje a Perú
Espacioso, elegante y muy acogedor. Así es el nuevo local del Grupo Quispe. La propia Constanza, arquitecta y diseñadora de interiores, ha sido la encargada de dar vida a la decoración donde priman la combinación de texturas y los materiales orgánicos, creando una atmósfera rústica que sumerge de lleno al cliente en la experiencia.
Los colores terrosos y oscuros, la luz tenue, la madera envejecida y la tela de las sillas crean un ambiente íntimo que traslada al comensal hasta una taberna peruana antigua.
Todo está diseñado para que los clientes se sientan cómodos, en un ambiente desenfadado pero confortable, con la sensación de estar como en casa.